El regreso triunfal a su barrio de Los Remedios
J. C.
La Virgen de la Victoria cruzó la puerta de Palos las 17.10 horas y a partir de ese momento, más de siete horas de procesión de regreso pusieron el broche de oro a esta coronación canónica. Con su justa medida, el cortejo dejó momentos inolvidables con un repertorio escogido e interpretado por su banda, una temperatura calurosa, mucho público en las horas más tardías y un andar que será recordado en el tiempo, elevando a la familia Villanueva al Olimpo de los capataces de la ciudad.
A los sones de «El Corpus», con una plaza Virgen de los Reyes abarrotada, la imagen recibía las primeras luces de este traslado glorioso de regreso. Antes, a las 16.30 horas, la cruz de guía antecedida por la banda de las Cigarreras abrió el cortejo con más de 300 cirios.
La Giralda puso el telón de fondo único sobre el monumento bordado por Rodríguez Ojeda y emblema patrimonial de la Semana Santa. Alemanes, Hernando Colón, la Plaza de San Francisco y una revirá medida en Granada colocaron el paso en la Plaza Nueva para encarar posteriormente el Ayuntamiento. Allí fue recibida por la corporación municipal con el alcalde Juan Espadas a la cabeza. Una petalada con la marcha que lleva su nombre y una chicotá con «Coronación de la Macarena» pusieron a la Victoria frente al público que allí la esperaba y que rompía en aplausos.
Exquisito fue su andar por Zaragoza, y al llegar a las Aguas entró hasta su puerta en el momento de más público. Pasadas las 21.30 cruzó el puente de San Telmo para llegar a su barrio, donde se vivieron otros de los momentos más esperados de la noche, especialmente cuando entró en su capilla, evitando así todo posible riesgo de lluvia.