Cae el «pederasta de Astillero», el mayor depredador sexual de España
∑ Lleva las últimas cuatro décadas entrando y saliendo de cárceles y psiquiátricos
Marcelino Fernández Arnáiz, uno de los mayores depredadores sexuales de la historia reciente de España, fue detenido ayer en Madrid, por una cuestión ajena a su historial delictivo y de manera fortuita, después de pasarse casi dos tercios de su vida entrando y saliendo de la cárcel por abusos y agresiones a varios menores.
Conocido como el «pederasta de Astillero», por el pueblo cántabro del que es oriundo, fue arrestado en los juzgados de Plaza de Castilla, tras un altercado a las puertas del edificio con uno de los guardas de seguridad privada. El individuo se habría negado a pasar el pertinente control de vigilancia cuando, al parecer, iba a recoger documentación relacionada con una denuncia que él había interpuesto por un robo.
Avisados de lo sucedido, policías nacionales asignados a estas dependencias judiciales y Fiscalía le identificaron y comprobaron que el protagonista de la bronca tenía una requisoria por violencia de género, hacia su pareja, de un juez de Santander (del Juzgado de Instrucción número 4), por no acudir a declarar el día que estaba citado. Así, de forma casual, el pedófilo fue detenido en la capital. A sus 64 años, de los que los últimos 40 ha estado con un pie en prisión y con el otro en la calle.
Décadas de antecedentes
Los numerosos antecedentes se remontan a hace casi cuatro décadas, concretamente a 1980, y desde entonces se le imputan diferentes episodios por agredir sexualmente a niños y niñas, por los que ha sido detenido en multitud de ocasiones: en 1983, 1986, 1990, 1999, 2000, 2002, 2003 y 2008. A ellos hay que sumar otros, por abusar de menores, cuando el pederasta astillerense dejaba atrás las rejas o abandonaba el psiquiátrico en el que también ha estado internado en distintas ocasiones.
Así, precisamente, sucedió la penúltima vez que fue condenado, en junio de 2005. La Audiencia Provincial de Cantabria le impuso una pena de cinco años de cárcel por agresión sexual a una niña de seis, en octubre de 2002 en Torrelavega . El pedófilo había cometido el delito tres meses después de cumplir el tiempo de estancia en la institución mental en la que estaba recluido. Los magistrados que vieron el caso decidieron entonces aumentar la prisión preventiva hasta el máximo legal permitido, es decir, la mitad de la condena impuesta.
Fernández Arnáiz cumplió íntegramente la sentencia que fijaba un lustro tras los barrotes, dado que llevaba preso por esta causa desde julio de 2003. Permaneció interno en el centro penitenciario de Dueñas, en Palencia, hasta el 20 de agosto de 2008, cuando cometió su último delito conocido.
Trastorno de personalidad
Y es que tan solo tres días después de salir de la cárcel palentina, fue detenido de nuevo por agredir sexualmente a una menor, también de 6 años pero en Santander. Según el fallo que le condenó en 2009 a nueve años de prisión, el «pederasta de Astillero» propuso a tres niños invitarles a golosinas, y se acercó a una tienda a comprárselas. Después, dos de ellos se fueron a jugar y él se quedó con una niña, a la que intentó tocar y quitar la ropa. La pequeña opuso resistencia y sus lloros y gritos alertaron a un vecino, que lo vio todo. El hombre recriminó su actitud al individuo, que se dio a la fuga.
Los jueces consideraron en su resolución que Marcelino Fernández Arnáiz no padece patología psicótica o afectiva mayor, y que su capacidad intelectual se encuentra dentro del rango de la normalidad, por lo que tiene capacidad para diferenciar entre el bien y el mal. Así lo determinaron el informe médico forense y el psicológico, que sí admitieron que padece un trastorno disocial de la personalidad, inteligencia límite –con coeficiente normal bajo– y paidofilia.
La sentencia previa de la Audiencia cántabra ponía de manifiesto en cambio que su coeficiente intelectual era medio bajo, aunque sin retraso mental. Pero sí con «falta de interiorización de reglas morales y sociales, pérdida de control de impulsos, trastorno secular de tipo parafílico», y «comportamientos conflictivos de larga duración», que modifican «ligeramente» su capacidad intelectual y volitiva.
Ayer, después de declarar ante el juzgado de guardia que le correspondía en Madrid, el pederasta quedó en libertad. A 550 kilómetros, en su localidad natal los vecinos recibieron con sorpresa la noticia, pues hacía mucho tiempo que no se sabía nada de él ni de sus tropelías. «Que no salga de la cárcel», manifestó a ABC una madre del municipio, preocupada por la falta de información sobre «sujetos» como éste.
Protagonizó un altercado con un agente de seguridad de los juzgados madrileños de Plaza de Castilla