EL EXÓTICO QUE NO CESA
En su armario largo, que es, naturalmente, un armario de artista, hay pareos de escenario y hay chalecos de torero que se pinta los ojos. En su armario hay cazadoras de muchacho de póster y hay levitas de belcebú con club de fans, esas levitas de ala nocturna que ponen esbeltez a la golfería o golfería a la esbeltez, según. No azarosamente las han usado también Mick Jagger,o David Bowie. En su armario hay, en fin, faldas de guapo y hay botas mejicanas de chulo de musas al que no acabábamos nunca de colocarle novia conocida. Hasta que ha salido un novio o marido de toda la vida, o casi, a litigar. Bosé ya tiene más de 60 palos, aunque siempre nos ha parecido un joven que mañana saca disco. Que Bosé cumpla años de mucho bulto, ya, es como si Bosé sacara disco, que es como decir que Bosé inaugura foto. Su lámina de sesentón, su lámina de hoy, digo, incluye rímel misterioso y barba de náufrago. Eso, y una melena tirando a escasa, que él alegra de gomina de vampiro. Un álbum de fotos de Bosé es un inventario de la imaginación del reinventarse a diario, dando capricho al espíritu creador o imaginativo, y pasando mucho de las ofertas de la moda del momento, que nos igualan. Lo que venimos a explicar es que Bosé es un exótico. De modo que Bosé no cabe en Miguel, que es como decir que Bosé es mucho Bosé. Le dieron la Medalla Internacional de las Artes, que concede la Comunidad de Madrid, y aún llena en los conciertos. Se asegura que ahora vive en Méjico, aunque siempre ha vivido en la copa de su éxito. Irrumpió un día de falda a escena, y los policías de la moral de entonces se alegraban con denunciar que aquello no eran modos en un tiarrón de uno ochenta, y no digamos en el hijo de un torero que las ligaba a pares, Ava Gadner incluida. Puso de auge en la calle las camisetas con los hombros al aire, promovió el pañuelo en la frente y se atrevió con la coleta de peluquería, entre el samurai urbano y el bandido de adolescentes.
Amor de plató
No sólo ha sido un guapito de extravagancias, sino el anfitrión de unas tendencias que, a menudo, empezaban y acababan en él mismo. Ha hecho muchos discos, y muy diversos, pero sobre todo Miguel ha logrado muchos Bosés, que son siempre el mismo, un tipo entre la faldumenta jipi y la levita de show. Nunca ha cambiado de estilo, probándolos todos, o casi todos. Ha sido chica Almodóvar, y el amor de plató de Mercedes Milá. Fue una estampa irresistible, y el andrógino más apabullante de España, cuando sus inicios, e incluso después. En una época repercutió de apolo, en otra de bandido. Eso según las ganas, y el disco en curso. Ahora está en los papeles por un papel que seguro le disgusta: el de papá con cita en los juzgados.