Ausencias y desplantes
Usufructuarios como son del momio constitucional, Podemos tuvo el detalle de asistir al acto de celebración de los 40 años, aunque una vez allí se sintieron obligados por las circunstancias históricas a representar su acostumbrado teatrillo. Hicieron huelga de aplausos, algo en lo que por cierto les acompañó Felipe González, no se sabe si por algún súbito escrúpulo o porque pensaba que en realidad le estaban aplaudiendo a él.
El protokolo con k de Podemos es siempre el mismo: un numerito, un entremés testimonial. Ayer defendieron su república exhibiendo un símbolo que lo primero a lo que recordaba era al champú Wella Balsam. Lo llevaban en la solapa, la república pin. Una Marianne de Lavapiés, porque la república de Podemos es mujer, es feminista y es joven. Es decir, es su votante.
Es una república un poco narcisista. Si la República fuera un señor miope y narigudo de cuarenta años con inicio de desfondamiento perimetral a lo mejor yo me lo pensaba.
El hombre que manda a la gente a la calle a parar el fascismo tras unas elecciones andaluzas pidió seriamente que la Jefatura de Estado se decida en las urnas.
Casi todos, si no todos los socios o apoyos del PSOE, hicieron ayer un feo a la Constitución o al Rey o a los dos. En definitiva: al Estado del que viven y al que parasitan. Incluso el propio PSOE, pues no asistieron los presidentes de la Comunidad Valenciana y Baleares. Ximo Puig y Francina Armengol presidieron unos actos locales de celebración constitucional, pero no acudieron al Congreso como procedía. Estuvieron institucionales, pero de lejos.
Así las cosas, casi hay que felicitarse de que a Pedro Sánchez no le coincidiera el acto con ningún viaje al extranjero.
Pegados al Estado como mejillones de roca, todos aquellos de los que depende Sánchez para apoyar su presupuesto mcguffin o simplemente para hacer cualquier cosa mostraron ayer sus intenciones. Se comprende que Felipe González, como si bajara del Sinaí constituyente, pidiera una reforma de la constitución-bonsái. Para contentar a quienes tan «exitosamente» se contentó hace cuarenta años.