Dulces de las monjas: engordan, pero son más saludables
La tradicional muestra que se celebra en el Alcázar hasta el domingo vende productos hechos en los obradores de los conventos con ingredientes naturales
Los dulces que hacen las monjas en los conventos engordan, pero son más saludables que los industriales y, a veces, tienen menos calorías. Si a eso le sumamos que la recaudación de las ventas las destinan a reparar sus casas, muchas de las cuales se vienen abajo ante la desidia de la Administración, la elección de qué y dónde comprar no puede demorarse más.
El decano del Colegio de DietistasNutricionistas de Andalucía, Luis J. Morán Fagúndez, asegura que desde el punto de vista nutricional, «los dulces de Navidad elaborados en los conventos se hacen a partir de ingredientes más saludables que los industriales». «Frutas desecadas, frutos secos, huevo hilado..., además el tipo de grasa utilizada suele ser más saludable, al no emplear grasas hidrogenadas y elaborarse con aceite de oliva o grasas vegetales, evitando el nada aconsejado aceite de palma», explica.
Agrega que «estos dulces suelen ser algo menos calóricos que los industriales, pero no debemos olvidar que también incluyen algunos ingredientes que son necesarios reducir como el azúcar, por lo que no debemos abusar».
Recetas antiguas
De modo que no pierda tiempo porque en el Palacio Gótico del Real Alcázar desde ayer por la mañana y hasta el próximo domingo está la muestra de los dulces de los conventos de Sevilla y su provincia en la que un total de 19 monasterios exponen sus productos durante el puente en esta 34 edición, siete de ellos de Sevilla capital y el resto de distintos pueblos. El horario es de 10 a 19 horas.
En este salón se podrán comprar los dulces artesanos de las monjas, algu- nos de ellos con recetas transmitidas de generación en generación en los tornos de los cenobios, y cuya venta a lo largo de este puente supone los mayores ingresos que estas comunidades reciben durante todo el año, y con los que pueden mantener, con mucho esfuerzo, sus históricas casas que, algunas, están en un estado de deterioro importante.
Desde la capital, participan los conventos de San Leandro (con sus yemas o bandejas de huevo hilado), Santa Inés (con sus bollitos o roscos de vino), Madre de Dios (que este año como novedad presentan los dulces sin azúcar entre una enorme lista de especialidades), San Clemente (cortadillos o corazones de Santa Gertrudis), Santa Paula (mermeladas o gelatinas de azahar, jazmín y rosas), Santa Ana (mantas, pestiños o empanadillas de cidra) y Santa María de Jesús (bombón de dátil o de roca).
Desde la provincia
De Alcalá de Guadaíra están los dulces que se elaboran en el convento de Santa Clara; de Bormujos, los de Santa María la Real; de Carmona, los de Santa Clara; de Constantina, los de Nuestra Señora de los Ángeles; de Estepa, los de Santa Clara; de Marchena, los de Santa María y los de San Andrés; de Morón, los de Santa María de la Asunción y Santa Clara; de Osuna, los de la Purísima Concepción y de la Encarnación; y de Utrera, los de la Purísima Concepción.
«No llevan grasas hidrogenadas y evitan el aceite de palma» «Estos productos suelen ser menos calóricos que los industriales»