«Todos poseemos resistencias que nos impiden sanar heridas emocionales»
∑ «El silencio de las plantas» es la primera novela de la sevillana, donde recoge su experiencia para realizar un recorrido por las emociones
Enia Ruiz de Castroviejo (Sevilla 1974) nació en Sevilla, donde estudió Psicología en la Hispalense. Tras dedicarse varios años al ejercicio profesional, en 1999 se incorporó como psicooncóloga a la Asociación Española contra el Cáncer (AECC), lo que le ha permitido acompañar a personas expuestas a situaciones límites durante muchos años. En «El silencio de las plantas», (Samarcanda) su primera novela, recoge parte de esas experiencias para realizar un recorrido por las emociones con la música como acompañante. —Casi 20 años trabajando como psicooncóloga... —Al salir de la Universidad tuve la suerte de comenzar a trabajar y formarme como psicooncóloga en la Asociación Española Contra el Cáncer para apoyar y acompañar a las personas afectadas por esta enfermedad y sus familias. Las personas a las que atendemos necesitan adquirir las habilidades necesarias para desarrollar una mejor adaptación a la situación por la que están pasando y dotarse de recursos psicológicos para hacer frente a las alteraciones emocionales derivadas del proceso al que se enfrentan. —¿Qué le ha enseñado tratar tantos casos de pérdida? —En mi trayectoria laboral he tenido el privilegio de acompañar muy de cerca a personas en situaciones límite obligadas a tener que luchar por sobrevivir, y el aprendizaje vital que se va adquiriendo te lleva a comprender que las personas nos enfrentamos a muchos tipos de pérdidas a diario. —¿«El silencio de las plantas»? —El título de la obra es un paralelismo entre el silencio que nos transmiten las plantas y el silencio que debemos transmitir los psicólogos a nuestros pacientes. Un silencio tranquilizador, sin juicios, compasivo e inspirador. —¿Qué tiene Vera de Enia? —Ambas compartimos el amor por nuestra profesión, por las plantas, por la música y por todo aquello que nos provoca una emoción positiva. —¿El lector podrá redescubrirse a sí mismo? —El tema principal de la novela se centra en la gestión de las emociones que nos llevan al sufrimiento como la ira, la culpa o el miedo. El lector podrá entrar en la consulta de un psicólogo para poder descubrir cómo acompañamos a los pacientes en el maravilloso mundo del auto descubrimiento y qué podemos aportarles para facilitarles su adaptación a la vida y sus reveses. Cada capítulo está centrado en la gestión de una emoción, y el lector podrá descubrirse a sí mismo a través del crecimiento personal de cada uno de los personajes. —¿Es difícil averiguar las causas de las emociones? —Las emociones son el punto en el que la mente y el cuerpo se encuentran. Todos experimentamos emociones aunque algunos seamos más expresivos que otros. Conocer qué estamos sintiendo en cada momento y manejar correctamente cada emoción es de gran ayuda para lograr nuestro bienestar y para desarrollar una adecuada inteligencia emocional. Un buen manejo emocional es beneficioso para la salud. —¿Quién se puede ver identificado en este libro? —Va dirigido a lectores interesados en conocerse mejor a sí mismos a través de una lectura ágil y fluida que invita al crecimiento personal y a abrirse a ese complejo mundo interior que todos tenemos pero que a veces es de difícil acceso. El tema fundamental es la gestión de emociones en cualquiera de sus versiones dándole prioridad, no tanto al motivo que nos lleva al sufrimiento sino a cómo gestionamos ese sufrimiento. —¿Por qué se publica ahora? —Esta experiencia ha sido una forma de compartir con el mundo todo el aprendizaje vital que he ido adquiriendo a lo largo de los años. —¿Tanto cuesta autodescubrirse? —El ser humano suele presentar dificultades a la hora de autodescubrirse y eso puede ser debido a la resistencia al cambio, ya que al fin y al cabo va ligado a un proceso de duelo. Es más cómodo permanecer en nuestra zona de confort, evitar ser cuestionado y no enfrentarse a realidades dolorosas o desconcertantes. Es más cómodo huir de nuestra responsabilidad y externalizar la causa de nuestro sufrimiento a un hecho ajeno. Y es más cómodo no enfrentarse a nuestras debilidades, ya que lo difícil de conocerse a uno mismo es encontrarse con esas partes que rechazamos. Todos poseemos en mayor o menor medida una serie de resistencias que nos impiden sanar nuestras emociones.
«Esta experiencia ha sido una forma de compartir con el mundo todo el aprendizaje vital que he ido adquiriendo» «La portada es una creación de mi madre y me siento muy orgullosa de poder compartir junto a ella este viaje»