Desarticulan una «narco-cooperativa» que operaba en el Estrecho de Gibraltar
La Guardia Civil detiene a 57 personas e interviene diez toneladas de hachís
La lucha sin tregua de las Fuerzas de Seguridad del Estado contra los narcos que operan en el Estrecho de Gibraltar continúa arrojando resultados. En esta ocasión, la Guardia Civil, en el marco de la operación «Albarracín», ha desarticulado a una de las más importantes organizaciones criminales dedicadas al tráfico de hachís entre el Norte de África y Europa a través de las costas andaluzas.
Esta organización, según ha destacado la propia Guardia Civil, funcionaba como una cooperativa. Han sido 57 los detenidos, todos varones, y casi 10 las toneladas de droga intervenida, además de 12 vehículos que habían sido previamente sustraídos y bienes inmuebles valorados en casi tres millones de euros. Además, han sido desarticuladas 10 «guarderías» de droga.
La organización, desplegada desde Tarifa (Cádiz) hasta Estepona (Málaga), estaba en expansión y podría estar colocando actualmente en Europa 60 toneladas de hachís al año.
La mayoría de los detenidos lo fueron durante alijos en las playas de Tarifa, San Roque y Manilva, esta última población de la provincia de Málaga, así como en los lugares de custodia de la droga. El resto de los arrestados son jefes de la organización y personal de infraestructura y logística.
El cabecilla, un funcionario
Uno de los tres cabecillas es un funcionario de un ayuntamiento de la zona que, según la Guardia Civil, llevaba una vida normal sin hacer ostentación alguna. El juez ha enviado a prisión a 32 de los arrestados. Se trata de quienes, tal y como publicó ABC, fueron despedidos el pasado lunes como héroes por decenas de familiares y amigos en los juzgados de San Roque cuando iban en el furgón de la Guardia Civil en dirección a la prisión.
La operación comenzó el pasado mes de agosto cuando la Guardia Civil detectó una organización «muy activa» dedicada a introducir grandes cantidades de hachís en el Campo de Gibraltar y Manilva.
La organización funcionaba como una cooperativa en la que los líderes compartían los recursos y los medios humanos. En la misma había pilotos de narcolanchas muy experimentados que ocupaban una posición alta en el escalafón de la organización, muy bien considerados y retribuidos según ha informado la Guardia Civil.
Para los alijos contaban con un nutrido grupo de personas, conocidos en el argot como «puntos», que utilizaban teléfonos móviles o walkie-talkies para avisar si se acercaban las Fuerzas de Seguridad y abortar el desembarco de droga. Cuando las narcolanchas llegaban a tierra les aguardaban grupos de personas «de la máxima confianza» de los líderes. El hachís era entonces cargado en vehículos que habían sido previamente robados por un grupo dedicado exclusivamente a esta tarea.
Las ramas de la organización asentadas en San Roque y Manilva usaban obras en construcción para ocultarlos, mientras que la asentada en Tarifa lo hacía en fincas en las que tenía depositados contenedores de transporte de 20 pies.
Fuentes de la Guardia Civil han destacado a este diario los sofisticados zulos que habían habilitado. En uno, situado entre San Martín del Tesorillo y San Enrique de Guadiaro, tuvieron que levantar con una grúa una losa de hormigón de 500 kilos bajo la que se encontraba el hachís.
De hecho y según la información a la que ha tenido acceso ABC, la peligrosa red de narcos desarticulada en San Roque hace unos días tras la orden de un juzgado de Ourense intentó dar un «vuelco» a esta organización haciéndose pasar por guardias civiles.
La operación comenzó en agosto cuando la Guardia Civil detectó una organización «muy activa» dedicada a introducir grandes cantidades de hachís Uno de los tres cabecillas es un funcionario de un ayuntamiento de la zona que, según la Guardia Civil, llevaba una vida normal sin hacer ostentación alguna