Casado dice «no» a cualquier reforma de la Constitución
El líder del PP no permitirá que se toque y evitará así un posible referéndum
Sin el Partido Popular no hay reforma de la Constitución posible, por pequeña que sea. Por eso la propuesta del Gobierno de Sánchez para tocar la Carta Magna con el fin de suprimir ciertos aforamientos está condenada al fracaso. El jefe del Ejecutivo ni siquiera llamó al líder de la oposición para explicarle sus planes sobre una modificación de la Constitución, algo que sí se hizo cuando se tocó el texto de la ley fundamental, de forma puntual, en los años 1992 y 2011. El presidente del PP, Pablo Casado, cortó de raíz cualquier debate en ese sentido nada más llegar ayer al Congreso de los Diputados, para celebrar el 40 aniversario de la Constitución. Los populares bloquearán cualquier propuesta de reforma que se ponga sobre la mesa.
El PP considera que la Carta Magna no solo está plenamente vigente, sino que actúa como muro de contención ante los «enemigos de la libertad», es decir los populistas y los nacionalistas excluyentes.
En realidad, el partido que encabeza Casado sí cree que hay aspectos que podrían mejorarse y reformarse. Pero creen que no se dan las condiciones imprescindibles para hacerlo. «No es el momento», avisan. Los populares están convencidos de que una reforma sería aprovechada por esos «enemigos de la libertad» para promover un referéndum y acabar debatiendo sobre «monarquía o república», o sobre la unidad de España, y la soberanía nacional. Un riesgo que el PP no va a permitir bajo ningún concepto.
Casado dirá «no» a las propuestas que puedan presentarse. En su equipo se sostiene, además, que una reforma de la Constitución exige mucha más seriedad que la que está demostrando Sánchez: primero se habla con los partidos, se busca un consenso y luego se presenta un proyecto, que tenga ya un amplio respaldo detrás. El presidente socialista ha utilizado la reforma de forma unilateral, como maniobra partidista, denuncian en Génova.
Casado llegó al Congreso acompañado del secretario general, Teodoro García Egea, la portavoz parlamentaria, Dolors Montserrat, y el presidente de la Fundación Concordia y Libertad, Adolfo Suárez Illana, quien tiene un protagonismo creciente en el equipo de trabajo del líder del PP. «La Constitución no solo es el monumento a la concordia, sino la muralla de aquellos que quieren ponerla en riesgo», advirtió Casado. El líder del PP defendió el desarrollo legislativo de la Carta Magna, pero no su reforma, porque «el actual clima político no es el propicio para llevarla a cabo», y no habría el mismo consenso que hace 40 años.