La detención de la «heredera» de Huawei reabre la guerra comercial China-EE.UU.
∑Washington busca a Meng Wanzhou, directora financiera de este gigante de las telecomunicaciones, por violar las sanciones contra Irán
Justin Trudeau
El sábado pasado, el mismo día que Donald Trump y Xi Jinping acordaban una tregua a su guerra comercial en la cumbre del G-20 en Buenos Aires, Estados Unidos le abría a China un nuevo y doloroso frente. Por orden de un tribunal de Nueva York, era detenida en Canadá Meng Wanzhou, hija del fundador del gigante chino de las telecomunicaciones Huawei.
Según confirmaba ayer un portavoz del Departamento de Justicia canadiense al periódico de Hong Kong «South China Morning Post» (SCMP), Meng fue arrestada en Vancouver mientras hacía un trasbordo aéreo y hoy viernes comparecerá ante el juez para pedir su libertad bajo fianza. Por expreso deseo suyo, el tribunal ha prohibido que se den detalles sobre su detención. Pero, citando fuentes próximas al caso, el periódico canadiense «The Globe and Mail» informaba de que Meng Wanzhou, que es directora financiera de Huawei y ocupa una de sus cuatro vicepresidencias, es buscada por EE.UU. por, presuntamente, haber intentado violar el embargo impuesto por las sanciones contra Irán. Un supuesto delito que la multinacional china niega rotundamente. «Huawei cumple con todas las leyes y normas aplicables allá donde opera, incluyendo el control sobre las exportaciones y las sanciones de la ONU, EE.UU. y la UE», aseguró la compañía en un comunicado. «Recientemente, nuestra directora financiera, Meng Wanzhou, fue detenida provisionalmente por las autoridades canadienses en nombre de EE.UU., que busca su extradición para enfrentarse a cargos sin especificar en el Distrito Este de Nueva York», reconoció Huawei. Aunque la compañía señaló que se le ha proporcionado «muy poca información», dejó claro que no es «consciente de ninguna irregularidad cometida» por Sabrina Meng, como es conocida.
A la espera de lo que ocurra, su detención reabre la guerra comercial entre EE.UU. y China justo cuando acaban de acordar una tregua. El Gobierno canadiense, por boca del primer ministro, Justin Trudeau, trató ayer de desligarse de este episodio y de evitar posibles represalias chinas: «Somos un país con una Justicia independiente y las autoridades apropiadas tomaron la decisión en este caso, sin ninguna intrusión o interferencia política», aseguró Trudeau.
Según informaba en abril «The Wall Street Journal», los fiscales de Nueva York estaban investigando a Huawei al sospechar que habría violado las sanciones contra Irán. Por su parte, «The New York Times» recogía que los departamentos del Comercio y del Tesoro habían citado a la multinacional por haberse saltado también el embargo sobre Corea del Norte. En caso de ser así, no es la primera vez que una empresa china de telecomunicaciones sufre estos problemas.
En verano, la firma ZTE casi se ve obligada a cerrar cuando el Departamento de Comercio prohibió a las compañías estadounidenses venderle microchips y otros componentes por haber eludido las sanciones contra Irán y Corea del Norte. A cambio de una multa multimillonaria, el propio presidente Trump levantó finalmente el veto por las peticiones del régimen chino, con el que empezaba a librar una guerra comercial que ha desatado una batería de aranceles mutuos. Aunque la tensión parecía haberse rebajado por la tregua acordada en el G-20, la detención de Meng Wanzhou amenaza con desatar de nuevo la incertidumbre por la importancia de su compañía y su ilustre cuna. Para empezar, las Bolsas de China y de todo el mundo cerraron ayer con fuertes bajadas. En especial, cayeron las firmas tecnológicas y proveedores de Huawei, que no cotiza en el parqué para no desvelar su estructura accionarial ni dar detalles sobre sus cuentas.
El primer ministro canadiense asegura: «Somos un país con una Justicia independiente»
Sospechas sobre el régimen
Frente a las sospechas de que el autoritario régimen de Pekín está detrás, la compañía insiste en su carácter privado y asegura que su presidente-fundador solo tiene poco más de un 1 por ciento de las acciones, mientras que el resto ha sido repartido entre casi la mitad de sus 180.000 empleados en función de sus cargos, méritos y el tiempo que llevan trabajando.
Mientras se resuelve su extradición a Estados Unidos, el SCMP desvelaba ayer que Meng Wanzhou habría admitido en una charla con trabajadores de Huawei que hay situaciones en las que la compañía podía asumir los riesgos de saltarse la ley. En dicho coloquio interno, que al parecer tuvo lugar el 29 de octubre, habría marcado
unas «líneas rojas» que «deben ser estrictamente cumplidas» y otros escenarios donde la compañía es incapaz de acatar unas normas externas y «tras un proceso de decisión razonable, se puede aceptar el riesgo de no obedecerlas temporalmente».
Desde Washington, el influyente senador Ben Sasse criticó que «China está trabajando con ingenio para minar nuestros intereses de seguridad nacional» y alabó el arresto de la directora financiera de Huawei por «violar las sanciones de EE.UU. contra Irán».