URNAS EN EL HORIZONTE

Desde siempre me ha parecido un ejercicio bastante entretenido extrapolar los resultados de unas elecciones generales o autonómicas al ámbito municipal. Tiene su punto de diversión y hasta de perversión porque a la hora de votar a los ayuntamientos existen factores correctores que hacen que la proyección tenga una fiabilidad discutible. Pero es un dato y como tal es digno de ser observado. La traslación de los resultados del pasado domingo alumbraba un Ayuntamiento de Sevilla complicado, atribuyendo 9 concejales al PSOE, 6 a Podemos, Cs y PP y 4 para Vox. Con un escenario así, alcalde puede ser cualquiera. Téngase en cuenta que de las diez elecciones locales vividas, sólo cinco veces fue investido el candidato del partido más votado; cuatro veces consiguió serlo el segundo y una vez (en 1979), el tercero.

Si empezamos a interpretar, nos sale que la derecha saca 16 concejales y la izquierda 15. Otra cuenta posible en Europa pero imposible en España por esa actitud de repelerse que tienen el PSOE y el PP, le otorgaría 21 asientos a los partidos centrales y 10 a los radicales. Jugueteos al margen, la foto sevillana de las elecciones del domingo refleja una situación muy diferente a la de 2015 en la que todo puede pasar. Por ejemplo y tal y como se comenta, que un perfil similar al del cómico italiano Beppe Grillo –líder del movimiento italiano Cinco Estrellas– se presente por Vox y recolecte los votos del descontento; que los abstencionistas de la izquierda salgan en tromba en una especie de operación rescate; o que el PP consiga de nuevo concentrar alrededor de su candidato todo el voto del centro derecha.

En otros tiempos, unas elecciones se daban por ganadas o perdidas con tiempo de antelación. En estos nuevos tiempos, todo es distinto. La instantánea de lo ocurrido el domingo en Sevilla sirve como punto de partida, pero nos iremos acercando al día de votar con la expectación de saber que el nombre del próximo alcalde aún no está escrito.