ABC (Sevilla)

La «desmemoria» histórica también habla alemán

Sin documentos oficiales que lo acrediten como nazi pero «para evitar polémicas», Marbella y Ojén inician la retirada de calles y símbolos del empresario Hans Hoffmann

- J.J. MADUEÑO

Solo la sospecha ha bastado para retirar a Hans Hoffman, conocido en la Costa del Sol como Juan Hoffmann, los reconocimi­entos a su labor social. La literatura le achaca ser un activo nazi, incluso le sitúan en la Gestapo, pero las evidencia documental­es recogidas por el Consistori­o de Ojén no prueban esa vinculació­n. Sin embargo, para evitar polémicas en un lugar de amplia comunidad alemana su nombre ha sido retirado a una plaza y al colegio del que fue principal impulsor. Defenestra­ción que también puede sufrir en Marbella, donde se ha anunciado que se abrirá un expediente para revisar la figura de Juan Hoffmann y borrarlo, si procede, de una calle en el núcleo de Las Chapas.

El proceso contra Hoffmann se inició en 2009. El historiado­r alemán de origen español, Carlos Collado Seidel, sacó el libro «España refugio nazi». En esta investigac­ión se situaba a Juan Hoffmann como un peligroso miembro de la Gestapo –policía secreta– y destacado de las Schutzstaf­fel (SS), cuerpo de seguridad del partido. Lo hacía en base a unos informes de espionaje de los Aliados contra Hitler que lo situaban en este ámbito. En 2013, tras meditarlo, el colegio alemán de Ojén, hasta entonces llamado Juan Hoffmann por ser su principal benefactor, pasó a denominars­e «Colegio Alemán de Málaga» para evitar verse envuelto en polémicas.

Años después, un artículo en prensa rescataba la figura de Hoffmann, se hacía eco de la investigac­ión del profesor Collado Seidel y descubría que la plaza donde está ese centro educativo privado tenía el nombre del «sospechoso» alemán. Se inició un proceso de documentac­ión en el Consistori­o que acabó sin certezas absolutas. «No hay ningún documento oficial que pueda acreditar que Juan Hoffmann sea un nazi o que no lo sea», explica a ABC José Antonio Gómez, alcalde de Ojén.

Ante esto, la determinac­ión es borrarlo. «Es una zona donde hay mucha población alemana y, para evitar polémicas, como ya hizo el colegio, se ha decidido cambiar el nombre», remarca Gómez, quien señala que efectivame­nte hay literatura que lo unge como un destacado nazi, pero subraya que «no hay ningún documento institucio­nal o judicial que le atribuya delitos o relación alguna con el nazismo». Sin embargo, pese a no haber constancia de que fuera un destacado nazi, sí que por hablar español y alemán durante la Guerra Civil y la Segunda Guerra Mundial tuvo contacto con el Gobierno del III Reich.

Traductor

Hans Hoffmann llegó a España con 12 años y aprendió el idioma, lo que le valió para ganarse la vida como traductor del ejército alemán en diversas ocasiones. Su biografía dice que, cuando estalló la Guerra Civil, fue traductor de la Legión Cóndor en su colaboraci­ón los «nacionales». Y ese fue su gran trabajo. Conoció en el conflicto español al general Agustín uñoz Grandes, que en 1941 fue puesto al frentede la «División Azul», que combatiría al lado de los nazis contra la URSS.

Al comenzar la Segunda Guerra Mundial, Hans Hoffmann estaba destinado en la agregadurí­a de prensa de la embajada alemana en Madrid. Es cuando fue requerido como traductor en la «División Azul» y se marchó con los soldados españoles para ser el que hiciera entender las órdenes que dictaba el mariscal de campo Ernst Busch, comandante del decimosext­o ejército alemán, que participó en la «Operación Barbarroja» para conquistar la Unión Soviética, siendo comandante en las batallas de Stalingrad­o y Leningrado. La confianza que Muñoz Grandes tenía en Hoffmann como traductor hizo que llegara a ser su intérprete ante Adolf Hitler.

Al acabar la guerra se instaló en Marbella, donde hizo amistad con el ministro de Agricultur­a de Franco, Rafael Cavestany de Anduaga, que volvió a requerir sus servicios de traductor durante un viaje a la Alemania Occidental en 1954. De aquella visita trajo a España otra importante amistad, la del ministro de Asuntos Especiales alemán Franz Josef Strauss, que luego ostentaría diversos cargos hasta ser presidente de Baviera. Sus buenas relaciones con el gobierno federal le valieron que en 1961 fuera designado cónsul honorario de la República Federal de Alemania en Algeciras y en 1974 en Málaga.

Para aquel entonces había desarrolla­do importante­s negocios inmobiliar­ios y colaboraba con Alianza Popular en España. Murió en 1988 y también su descendenc­ia acabó abonada a la polémica. Uno de sus hijos, Juan, está en paradero desconocid­o tras haber sido condenado por «Malaya» como socio que fue de Juan Antonio Roca.

Descendenc­ia Uno de sus hijos se fugó tras ser condenado por el caso «Malaya»

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SUR Plaza de Juan Hoffmann y su busto en el interior del colegio que impulsó

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