Viaje en el tiempo a Los Remedios de los años 70
Doce fogones con historia donde las décadas se congelaron y el pasado se encerró en la luz de los neones
Los que lo vivieron se acercan con emoción y quienes todavía no habían nacido lo hacen con curiosidad. Tanto para unos como para otros, aquí presentamos doce paradas imprescindibles en Los Remedios de los años 70. Bares que abrieron hace décadas y hoy son patrimonio del barrio.
Han pasado más de 40 años desde que llegó Sancha Panza (c/Juan Sebastián Elcano, 19). Y sigue justo donde comenzó. Ahí. En el sitio en el que lo pusieron. Dicen que la cola de toro es su tapa estrella, aunque cuesta decidirse ante tanta variedad. Los bueyes de mar, el arroz con carabineros y las langostas también tienen sus adeptos, incluso desde mucho antes de la década de los 70.
Cofiñal (c/Pedro Pérez Fernández, 4) es un pequeño local donde todo es pueblo, bierzo y tradición. Sus tapas tienen ese sello castellanoleonés que tanto gusta en el Sur y la tortilla de patatas se hace al estilo de la Venta de Remellán, donde grosor, sabor, patatas y huevo parecen casi sinónimos. Pero es que a unos pasos a pie de allí, el Grana y Oro (c/Niebla, 27) también despacha una tortilla que ansía hacerse centenaria y que está en el corazón y el estómago de los vecinos.
En esta lista de clásicos de Los Remedios no puede quedar fuera el Viejo Tito (c/Virgen de la Victoria, 1), donde se ha mantenido hasta el verde ca-
qui de la mantelería para preservar la idiosincrasia, ni ninguno de aquellos que fríen el pescado con el mimo de la casa de cada uno y a la sevillana. Por supuesto. Solo se puede hablar con conocimiento de causa sobre las raciones que se exhiben en Mariscos Emilio (c/Génova, 1), La Cañera (c/Virgen de Aguas Santas, 15) y el Bar Santa
María (c/Monte Carmelo, 43) si estamos en una de sus barras, por lo que será mejor comentarlas desde allí. Casi gringo, casi azteca, el Amanecer (c/Asunción, 76) también ha visto crecer a varias generaciones de niños que se criaron en la otra orilla de Sevilla. Las enchiladas, las fajitas y su «taco puto» esbozó sonrisas en el rostro de muchos. Al igual que hicieron las pizzas del Sgt. Pepper (c/Fernando IV, 34), uno de los primeros restaurantes de cocina americana de la ciudad al que se recomienda ir con apetito.
Justo en la frontera de Los Remedios y Triana, existe desde hace años una trinchera de brasa, carne y fuego a la que llaman Casa Luciano (c/Paraíso, 3). Allí el lomo de buey, las chuletas de cordero y la presa ibérica son el mejor argumento de defensa. Ir a este restaurante y no echar el ojo a las carnes es como quedar con varios amigos en la Bodeguita Consolación (c/Virgen de Consolación, 15) y no preguntar por los peroles de garbanzos con codorniz o el de patatas, jamón y huevo. «Si llevan ahí más de 50 años, será por algo», nos explica un cliente.
No están todos los que son pero son todos los que están, como se suele decir. Y el Bar Santiago (c/Virgen de Setefilla, 4), tan castizo que ha pasado desapercibido por las redes sociales cuando todo es ruido, foto y recomendación, es un buen rincón para cerrar esta ruta. Los años 70 fueron prósperos en los fogones y, como dijo el poeta, «huyó lo que era firme y solamente lo fugitivo permanece y dura». Reportaje completo en GURMÉ.es