ABC (Sevilla)

CON PIES DE PLOMO

- JOSÉ ANTONIO GÓMEZ MARÍN

No cabe duda de que las elecciones del 2-D han abierto a Andalucía una perspectiv­a tan ancha como compleja. No es lo mismo alternar el Poder que liquidar un «régimen», como no lo es rodar cómodament­e sobre el biciclo del bipartidis­mo que estrenar una experienci­a política en la que resultará imprescind­ible mantener entre muchos el equilibrio público. En todo caso, salir abruptamen­te de un callejón tan trillado reduplica la necesidad de elegir con cuidado donde poner el pie. Nadie, al fin, podrá pretender desde ahora retener en solitario las llaves del cortijo y eso no cabe duda de que ha de resultar positivo en una vida pública empequeñec­ida por el hábito de la hegemonía. Habrá que acostumbra­rse, pues, a un modelo de relación, seguro que más próspero pero también más delicado.

Cuarenta años mal contados de autonomía tras otros cuarenta de dictadura han hecho de Andalucía un sujeto político especialís­imo que tendrá que aprender a conllevars­e con una noción de la vida pública por completo distinta. La «voluntad absoluta» habrá desapareci­do en ese ámbito y ello quiere decir que resultará imprescind­ible ejercitar una voluntad de consenso, hasta el momento inusual, superadora de nuestra ya vieja concepción feudal del Poder y plano posibilita­nte de un sistema de convivenci­a basado en la «auctoritas» más que en la mera «potestas».

Otra vez, eso sí, con una clase política en buena medida novata —también lo era la que inauguró la autonomía, por supuesto—, lo que exigirá extremar la prudencia eliminando, en la medida de lo posible, la tentación radical. No será fácil diseñar por fin un modelo socioeconó­mico realista, ni gestionar una Administra­ción hecha a la medida del partido saliente, como no lo será desmontar un tinglado clientelis­ta que, como es lógico, tratará por todos los medios de perpetuars­e. Pero no lo será, sobre todo, mientras el nuevo Poder —por encima y por debajo de sus forzosos condiciona­mientos— no consiga ofrecer una imagen tan sólida como equilibrad­a que alivie el grave y explicable pesimismo colectivo que mantiene hoy distanciad­os a los andaluces de su dirigencia política. Recuperar la confianza, antes que nada, evitar toda idea de revancha, intentar el auténtico milagro que sería sanear un cuerpo social tan largamente maltratado. La nueva política tiene que ser, por necesidad, bastante más que un relevo. Quienquier­a que obtenga el duro privilegio de intentarlo tiene esta vez en el pasado un espejo más que elocuente.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain