Mujeres al frente del sector
Es más que probable que en Sarrión haya tantos hombres como mujeres dedicándose al trabajo de la trufa negra. Pero al frente de las empresas más potentes del gremio se hallan mujeres. Como María Jesús Agustín, Dolores Lizandra y Estefanía Doñate. Las dos primeras son socias y dueñas de Manjares de la Tierra desde 2003, la tercera es heredera de una plantación de carrascas y entró hace un año en la empresa como responsable de ventas. Estefanía se maneja en inglés y no deja de atender llamadas de todos los rincones del mundo que reclaman albaranes.
Son mujeres, resalta Lola, empodera-
das, fundadoras de la primera conservera de trufa en Aragón, a las que les falta una cosa: «Que haya fibra. Es un infierno trabajar así», dice, graciosa, María Jesús, mientras traslada con fortaleza baturra litros de aceite de trufa. Las carencias, a veinte minutos de Teruel y a una hora del Puerto de Sagunto, son notables. Clama al cielo la falta de infraestructuras. «Las comunicaciones en Teruel son penosas. Nos hace falta inversión en carreteras y tren, que no llega». «Dirán que solo lloramos, pero nada ha cambiado desde que nació Teruel Existe. Estamos en el olvido», afirma Estefanía.
Pillamos a estas empresarias en medio del trasiego que supone la feria internacional. Preparan «mejunjes» truferos con los que sorprender al paladar en la edición 18 del certamen y estrenan etiquetado. Así que tienen la cocina manga por hombro. «Venid otro día y nos vestimos de gala», sonríe Lola. Dicharacheras, se detienen un minuto para agasajar al visitante con una «perla negra». «Esto rallado sobre pasta o un huevo frito es cosa fina», se reafirman. La trufa da mucho trabajo, sobre todo seis meses al año. La temporada navideña es, sin duda, la de mayor salida.