Un atleta con la misma marca que Fermín Cacho
Los antepasados de este otorrino sevillano son irlandeses «católicos, testurados y bebedores», según su propia definición. Carlos O’Connor quería ser cirujano cardiovascular pero conoció a una chica que le cambió la vida. El doctor García Monge, el padre de la joven (que años después se convertiría en su suegro y abuelo de sus dos hijos), le inoculó el virus de la otorrinolaringología. Nunca se arrepintió de ser otorrino ni de compartir profesión con su esposa.
Aunque su expediente académico es impresionante, recuerda que suspendió física y matemáticas en el San Francisco de Paula, donde estudió y tiene ahora a sus dos hijos. «Cursaba COU y en esa época hacía cinco horas al día de atletismo. Tenía entonces la misma marca que Fermín Cacho pero no podía llevar adelante los estudios y lo dejé», cuenta. Al final de curso sacó matrícula de honor en esas dos asignaturas y reconoce que ese espíritu de sacrificio que adquirió con el atletismo le ayudó mucho en su vida profesional. O’Connor lamenta que la cultura del esfuerzo no esté de moda y que en España se penalice la excelencia. «Yo trabajo para Hacienda desde el 1 de enero al 1 de junio. Creo que es excesivo y entiendo que muchos profesionales excelentes se vayan», se lamenta.