ABC (Sevilla)

Cataluña, voto de silencio

- JESÚS LILLO

«Todo es bueno para el convento», dijo el abad de Montserrat según entraba Quim Torra, que desde anoche y hasta mañana se aloja en el pequeño Tíbet del separatism­o catalán para ayunar y pervertir a domicilio, en suelo sagrado, la penitencia interior que para los cristianos representa la privación voluntaria de alimento, aquí concebida y tolerada como mero ejercicio de propaganda política. Fuera del monasterio que dirige el Dalai Lama del independen­tismo, el ayuno es un ejercicio que –dice el Catecismo– contribuye a «una reorientac­ión radical de toda la vida, un retorno, una conversión a Dios con todo nuestro corazón, una ruptura con el pecado, una aversión del mal, con repugnanci­a hacia las malas acciones que hemos cometido». Es tanta la repugnanci­a que Torra siente hacia su obra que antes de meterse a monje dejó las llaves de Cataluña a los CDR y, como toda autoridad, el mando de la tele a los Mossos, para que vieran el partido del Bernabéu y se distrajera­n un rato. Se le ve arrepentid­o.

La vía dolorosa da paso a la vía eslovena en la secta de Torra, orden del desorden. La policía política del independen­tismo abre y cierra las autopistas para marcar territorio. No hay otro poder en una Cataluña cuya capital es hoy Waterloo y de la que Joaquim Torra, con la venia del abad de Montserrat y con los Mossos metidos en cintura, se quita de en medio durante dos días para que su república se haga efectiva por la vía de los hechos, los golpes y las capuchas. «Apretad, hacéis bien en apretar», dice Torra a quienes desde este pasado fin de semana representa­n aquella democracia que el separatism­o quiso anteponer a la ley y que el Gobierno de Sánchez acepta y normaliza. Está todo en su sitio.

 ?? EFE ?? Un grupo de los CDR levanta las barreras en la salida de la AP-7 en el peaje de Hospitalet del Infante. Abajo, Quim Torra, a su llegada al depósito del Rei Martí, en el barrio de Sarriá de Barcelona, donde comenzó el ayuno que por la noche lo llevó a ingresar en el monasterio de Montserrat
EFE Un grupo de los CDR levanta las barreras en la salida de la AP-7 en el peaje de Hospitalet del Infante. Abajo, Quim Torra, a su llegada al depósito del Rei Martí, en el barrio de Sarriá de Barcelona, donde comenzó el ayuno que por la noche lo llevó a ingresar en el monasterio de Montserrat

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