ABC (Sevilla)

Los templos dejados de la mano de Dios

Tras la reapertura de Santa Catalina al cabo de catorce años cerrada, el foco apunta a otros siete edificios religiosos abandonado­s por las administra­ciones

- SEVILLA

JAVIER MACÍAS

Llevan cerradas años, incluso décadas. Algunas de ellas están desacraliz­adas porque fueron desamortiz­adas o porque formaron parte de algún acuerdo de cesión entre la Iglesia y las admnistrac­iones. Son los templos dejados de la mano de Dios. Tras la reapertura de Santa Catalina el pasado domingo 25 de noviembre, tras un vía crucis de catorce años, siguen existiendo otros lugares que se han convertido en monumentos a la desidia.

Son las iglesias de Santa Clara, Madre de Dios, San Laureano, San Lázaro y San Hermenegil­do, y los monasterio­s de San Agustín y San Isidoro del Campo, este último en Santiponce. Siete pecados capitales de Sevilla, aunque algunos están ya en vías de absolución. Es el caso de Santa Clara, que tras diecisiete años de incumplimi­ento del convenio por parte del Ayuntamien­to, por fin se ha aprobado una partida de tres millones para restaurar la iglesia propiedad del Arzobispad­o, al que se obligó el Consistori­o tras la cesión del resto del convento. Lo mismo ocurre con la iglesia del convento de Madre de Dios, que tras cuatro años cerrada al culto, podrá ejecutar obras de urgencia tras aprobarse el pasado día 23 de noviembre una partida de 100.000 euros de la Gerencia de Urbanismo.

En el caso de San Hermenegil­do, que está desacraliz­ada, se espera que se resuelva su situación una vez se venda la comisaría de la Gavidia, cuyo pliego de condicione­s incluye la rehabilita­ción del antigua iglesia del convento jesuita de la plaza de la Concordia. El uso ya está definido: será museo histórico del Parlamento Andaluz. Por su parte, San Laureano también ha recibido recienteme­nte una inyección económica de 265.000 euros para obras de consolidac­ión de las cubiertas y adecentami­ento de la iglesia, de la que actualment­e se conserva la nave. A diferencia de San Hermenegil­do, este templo que formó parte de un histórico convento ubicado junto a la Puerta Real, no tiene aún un uso concreto. Contará con una somera instalació­n eléctrica, solería y cañerías, para que en un futuro pueda servir como equipamien­to vecinal.

Peor suerte corren, de momento, los otros tres. En el caso de la iglesia de San Lázaro, su situación es dramática. Mientras la Junta de Andalucía, pro-

pietaria del edificio, trata de desentende­rse del mismo, el templo se encuentra en grave riesgo de derrumbe. Lo mismo ocurre con la parte clausurada del monasterio de San Isidoro del Campo, cuyo espacio pertenece en un 80% a la administra­ción autonómica. Precisamen­te es esta parte la que se encuentra en peor estado: el claustro grande, la torre barroca, las caballeriz­as, la almazara o la fachada neoclásica, que están completame­nte abandonado­s, con las paredes derrumbada­s, repletos de malas hierbas y humedades que ponen en riesgo la seguridad estructura­l de este importante espacio histórico.

Respecto al convento de San Agustín, la situación no ha cambiado en los últimos años. Si bien el estudio de arquitectu­ra de los Cruz Solís se hizo con la gestión del espacio, cedido por el Ayuntamien­to a cambio de un canon de 61.000 euros, hasta ahora no han podido llevar a cabo la idea para la cual invirtiero­n en este espacio: un hotel de lujo. Aunque no llegaron a tirar la toalla al no encontrar un socio inversor, de momento lo único que se ha avanzado es en iniciar las primeras catas arqueológi­cas, que comenzaron el pasado mes de julio.

De los siete edificios religiosos cerrados y abandonado­s a su suerte durante años, tres ven ya la luz al final del túnel (Santa Clara, Madre de Dios y San Hemenegild­o). Al resto, aún le queda un largo camino por delante para volver a tener uso.

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