España pierde por desidia el futuro del galeón San José en Colombia ∑En tres años, el Gobierno ha producido un borrador de dos folios para un acuerdo, sin promover más iniciativas para proteger el patrimonio en América
La desidia es una de las pocas explicaciones posibles ante la grave falta de iniciativa y de estrategia que el Gobierno de España ha manifestado durante los últimos años para salvar de un expolio casi seguro a los galeones hundidos en los mares del mundo. En Colombia, desde que el expresidente Juan Manuel Santos anunciase en diciembre de 2015 el hallazgo del galeón San José –un galeón hundido en 1708 durante un combate contra una escuadra inglesa–, el Gobierno de España ha permanecido en una pasividad pasmosa. Santos diseñó el proyecto de explotación comercial del tesoro del galeón con una empresa (Maritime Archaeology Consultants Switzerland, por sus siglas MACS), amparado en el secreto de Estado con el fin de repartirse el botín con conocidos cazatesoros y financieros de la City londinense. Además, empleó el hallazgo para agitar sentimientos antiespañoles que ayudaron a difuminar sus problemas en la economía doméstica. Pese al trato humillante, impropio de un país amigo y aliado en tantos asuntos –especialmente en el terreno cultural–, durante tres años una España paralizada no fue capaz de presionar, ni de presentar proyectos alternativos o explorar posibilidades para que Colombia aceptase un proyecto conjunto. Cabe recordar que Francia solo tardó dos meses, septiembre y octubre de 2017, en preparar un proyecto alternativo y más barato (con poco o ningún conocimiento de España) que presentó a Colombia, aunque fue rechazado.
Tras el cambio de Gobierno, tanto en Colombia como en España, el asunto del galeón San José mejoró, pero lo único que ha ocurrido en los últimos meses es que el Ejecutivo de Sánchez ha preparado un borrador de dos folios para un Memorando de Entendimiento, un marco diplomático que puede sentar algunas bases para una futura cooperación. Pero en Colombia, durante los últimos tres meses han ocurrido muchas cosas.
El Gobierno ha estado puntualmente informado, tanto por la legación española en Bogotá como por otras fuentes, sobre la importancia que el caso del galeón San José tendrá sobre las decenas de galeones españoles hundidos en aguas americanas, que son el objetivo de la industria cazatesoros. Pero la falta de estrategia ha impedido valorar el impacto positivo para la imagen de España que tendría el estudio conjunto, con países como México y Colombia, de los restos de los viejos navíos de Indias, y de las nuevas vías de cooperación científica e innovación tecnológica que se abrirían ante un proyecto de tanto calibre. Esto se ha despreciado.
Acción en Colombia
Tras la salida de Santos y la llegada de Iván Duque a la presidencia colombiana, el proyecto de explotación del tesoro del San José quedó congelado hasta febrero próximo. Pero en Colombia los cambios no han afectado a quienes sabel del caso. Al frente del Instituto Colombiano de Antropología e Historia Nacional (ICAHN) sigue Ernesto Montenegro, el «fichaje» de Santos, con problemas de currículum, para pilotar el proyecto del galeón desde la Administración. De hecho, Montenegro ha protagonizado una gira de conferencias y actos académicos en un intento de aportar pátina científica al dudoso proyecto que patrocinó.
Al frente de la asesoría jurídica del Ministerio de Cultura sigue Juan Manuel Vargas, valedor de la fórmula legal elegida para el galeón, la APP, Asociación Público Privada, un tipo de contrato pensado para infraestructuras que sigue esperando que llegue febrero para volver a «despertar».
El fiscal general, Néstor Humberto Martínez, fue ministro de presidencia con Santos y consolidó la operación galeón como miembro de la Comisión de Antigüedades Náufragas entre julio de 2015 y noviembre de 2016. Hoy, acechado por el escándalo Odebrecht, aguanta en el puesto, asegurando, según fuentes jurídicas, que no habrá investigación penal de las irregularidades
detectadas en el caso del galeón. La Procuraduría, que abrió una investigación meticulosa de la legalidad de la APP, guarda silencio mientras su titular, Fernando Carrillo, ha tenido que dar explicaciones sobre sus contratos con el grupo AVAL en el mismo caso.
El precio de la pasividad
Fuentes bien informadas opinan que la pasividad mostrada por España ha permitido replegarse a los representantes de los millonarios intereses puestos en juego sobre el galeón San José. Uno de los socios de los cazatesoros de MACS es Ocean Infinity, empresa que ha obtenido prestigio por el hallazgo del submarino argentino ARA San Juan y ahora podría estar planteándose presentar otra APP al Gobierno de Duque en febrero, en la que seguro que contarían con la participación de una universidad colombiana. La última palabra sobre lo que ocurra la tendrá la vicepresidenta Marta Lucía Ramírez. A ella deberá presentar el Gobierno español el Memorando de Entendimiento, pero habrá que negociar los términos, porque en lugar de hablar, como Sánchez y Duque pactaron, de todo menos de la propiedad –de patrimonio común y compartido– se habla de «derechos derivados del descubrimiento» y de buque de Estado. La negociación se prevé ardua.
En este sentido, el abogado José María Lancho, experto en patrimonio subacuático, lamenta que «si aceptamos que la localización y el descubrimiento del galeón generan derechos para Colombia estamos reconociendo no solo los derechos de Colombia sino de la empresa que originalmente lo localizó y la que luego se asoció con Santos, que tambien hizo esas labores de “descubrimiento”». En opinión de este especialista, crítico con algunos términos del Memorando, «el lenguaje de los cazatesoros y especialmente sus ecuaciones jurídicas, relacionadas con el derecho de hallazgo y de salvamento que son las que les sirven para funcionar por todo el mundo acabarían plasmadas en un documento que firmaría España sellando no solo el futuro del galeon San José sino condicionando todo nuestro legado sumergido en aguas americanas».
Como conclusión, para Lancho, «los derechos que pueda invocar Colombia solo pueden ser dos y ninguno exclusivo frente a España: su compromiso irrevocable con la protección y conservación de ese patrimonio y su vinculación histórica al mismo puesto que son una sociedad hispánica continuadora de aquellos españoles europeos y españoles americanos que se hundieron combatiendo por la misma causa. En ese punto, España debe hablar de patrimonio común y patrimonio compartido y fijar su política y su firme propuesta para todo el continente». Políticamente, entre los grupos más sensibilizados está Ciudadanos. Su diputado Guillermo Díaz declaró a ABC que «renunciar a participar en el futuro del galeón San José es dar la espalda a nuestro pasado, a una oportunidad de cooperar con Colombia. Nuestro grupo está muy pendiente de este tema. No vamos a cejar en nuestro empeño para que el San José sea tratado como lo que es: historia de España, por tanto, de interés general de todos los españoles».