OS VAMOS A GANAR
Sólo vuestro esfuerzo y vuestra audacia, vuestro Churchill, os llevarán a vivir vidas que tengan sentido
Un chaleco amarillo de París ha dicho de Macron que «empezó como Kennedy pero ha acabado como Churchill: desprecia al pueblo». Cuando no entiendes que el insulto es Kennedy y la única salvación posible es el gesto grave y heroico de Churchill, tu vida está condenada a la miseria y a todas las formas de sometimiento.
Kennedy no fue desde luego tan cretino como la estúpida interpretación que se ha creado de él para los que todavía lo esperan todo de sus derechos sin comprometerse absolutamente en nada. Los chalecos amarillos y los independentistas comparten esta visión nihilista del mundo, muy vulgar y además imposible. Cuando unos y otros queman coches, cortan carreteras o se enfrentan violentamente a la Policía –¡para hacerse a continuación las víctimas!– no afloran sus razones sino su impotencia, su terrible falta de inteligencia y su mundo que no existe.
Churchill no despreció al pueblo. Lo salvó. Y lo salvó con honor, con gloria, interpelándolo como a un adulto que en la hora más oscura ha de afirmar con su determinación y con su vida que merece el destino al que aspira. Lo que Churchill se negó a ser es vuestra institutriz, esa Mary Poppins que lleváis toda la vida buscando, para que os ordene la habitación chasqueando los dedos, tome las riendas de vuestra vida y os evada de la realidad saltando dentro de un cuadro pintado en el suelo.
Podéis votar a líderes que os ofrezcan soluciones mágicas, que os conforten en vuestra dejación de todo; podéis creer al charlatán y continuar esperando que vuestros derechos os resuelvan los problemas. Pero sólo vuestro esfuerzo y vuestra audacia, vuestro compromiso, vuestro Churchill, os llevarán a vivir vidas que tengan sentido y destino, honor, importancia.
Por lo demás, tenemos más carreteras que vuestra rabia, y más París, y más Policía, y más España, y más libertad, y por muchos coches o contenedores o cajeros que incendiéis, los vamos a apagar y pondremos nuevos; y os vamos a detener, y os vamos a ganar.