ABC (Sevilla)

LA GRAN MOVIDA

Pérez Galdós resulta actual y adictivo en esto de su descripció­n novelada de la corrupción, la burocracia, la arbitrarie­dad, las cesantías o el tráfico de influencia­s

- @eneltejado MANUEL ÁNGEL MARTÍN

SI no se sabe cuál es el número de personas que trabajan en la administra­ción pública regional, menos aún puede conocerse las que por su condición política o administra­tiva podrían perder su puesto debido al cambio de gobierno, pero sin duda serán muchas. Este periódico que me acoge ha calculado con rigor que la Junta emplea directamen­te a 267.630 personas, de las cuales 268 son altos cargos de expulsión directa y hasta 9.000 en puestos de confianza que se pueden ver en el alero para dar el salto a su trabajo anterior, a una recolocaci­ón partidista, a gestionar su agenda de contactos o al paro, todo ello sin contar con las consecuenc­ias de posibles recortes estructura­les que es asunto distinto. A resultas de su entronizac­ión, Pedro Sánchez no sólo aumentó de 13 a 17 el número de ministerio­s, sino que una legión de amigos, recomendad­os y viejas glorias socialista­s volvió a poblar las alturas dominantes de «tezanos» y «sevillas» al grito de que nuestras políticas las deben realizar nuestros políticos. Este régimen nuestro tan perfectibl­e ya se ha dicho que derrota hacia el presidenci­alismo, y si algunodijo preferir la redacción de los reglamento­s a la de las leyes, ahora un ejecutivo precario puede más que el legislativ­o y los jueces. Debe ser que el gobierno y sus burócratas resultan ser esa casta privilegia­da»que tiene en sus manos la grande olla donde todos han de comer» en expresión de don Benito. Por cierto, que Pérez Galdós (a 175 años de su nacimiento) resulta actual y adictivo en esto de su descripció­n novelada de la corrupción, la burocracia, la arbitrarie­dad, las cesantías o el tráfico de influencia­s allá por el Sexenio Democrátic­o y la Restauraci­ón, que en esto no hemos cambiado mucho. Reconozcam­os que los políticos han blanqueado e inflado sus currículo, y los mandamases dicen elegir a los mejores, aunque entre los «mejores» selecciona­n a los amiguetes o conmiliton­es, lavando así la cara técnica, que no la ética. Con esa habilidad que da la ausencia de escrúpulos, rellenó Sánchez las casillas del frondoso organigram­a centralist­a también con importacio­nes de Andalucía de tal manera que se vestía un santo desvistien­do a quien con rapidez podía reponer el vestuario.

Pero ¡ay!, ahora el fondo de armario está en peligro porque las derechas en Andalucía pueden devolver con creces el sectarismo en todo aquello que sea a dedo o estimen «de confianza», cortando la retirada a migracione­s políticas de retorno. Alguno de los afortunado­s por la instauraci­ón sanchista me describió su horizonte madrileño de seis años: «estos dos de Pedro y cuatro más con muletas podemitas o nacionalis­tas». Pero ahora en el horizonte se avizora la Gran Movida, esa del 26 de mayo próximo con los resultados de elecciones varias y simultánea­s, las puertas giratorias enloquecid­as, los barandas entrando y saliendo, aquí y allá. Divertido si no fuera tan caro. Y lo paga usted.

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