ABC (Sevilla)

«La censura ha vuelto y hay que defender de nuevo la libertad de expresión»

Ana Graciani Presidenta de la Fundación SGAE

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La dramaturga y guionista defenderá la libertad de creación («que está retrocedie­ndo») desde su nuevo cargo. Feminista declarada, es contraria a prohibir las «canciones machistas»

Ana Graciani se siente sevillana aunque nació en Albacete y vivió en Madrid hasta que se afincó en Sevilla hace más de una década. Es guionista de cine y televisión, periodista, dramaturga, gestora cultural y, desde hace poco más de un mes, la segunda mujer que dirige la Fundación SGAE. —¿A qué se dedica la fundación? —El veinte por ciento de los beneficios que la SGAE genera en España por los derechos de autor se destina por ley a la fundación. Este año serán unos cinco millones de euros con los que daremos becas a los autores, impulsarem­os la creación y la investigac­ión, editaremos libros, promociona­remos el repertorio nacional e internacio­nal de nuestros autores y realizarem­os una enorme labor asistencia­l. —¿Ayudan a los socios que pasan un mal momento económico? —Sí. Hay autores conocidos que fueron muy grandes hace tiempo y que ahora están en una situación económica muy precaria. De ellos se ocupa la fundación. Es una labor importante y necesaria, como todas las mencionada­s anteriorme­nte. Una de mis prioridade­s será comunicar mejor toda esa labor a la sociedad. —Es la segunda mujer que preside esta fundación tras Inés París. ¿Por qué cree que hay muchas menos creadoras que creadores en España? —Las causas son muchas y complejas y nos daría para una tesis doctoral, pero lo importante es corregirla. Sólo el 18 por ciento de los autores en SGAE somos autoras. Se trata de una brecha enorme e inexplicab­le que nos hace pensar que nos estamos perdiendo muchísimo talento. Una de mis objetivos al frente de la fundación será impulsar la creación femenina en España. —¿Está a favor de cuotas femeninas en la creación artística? —Yo sí, pero en esto no puedo hablar en nombre de la Fundación SGAE. —Hay muchas voces, incluso femeninas, que dicen que estas cuotas resultan ofensivas para las mujeres. —Yo creo que el mercado por sí mismo no se está regulando y avanza a pasos de tortuga en este campo. Lo que hay que hacer, en mi opinión, son medidas provisiona­les hasta que la cosa se regule. No debe ser algo para siempre pero ahora es más necesario. —¿Incluso para directoras de cine? —Para ser directora de cine, una mujer tiene que demostrar que es lo más de lo más. Hay mucho cine malo hecho por hombres y me pregunto por qué las mujeres no pueden tener su cuota de cine «regularcit­o». Esto ya se hizo en la política y funcionó bien. Ahora tenemos más ministras que ministros y hace veinte años no era así. —¿Cuando le ofrecieron la presidenci­a de la Fundación SGAE pensó en que abría un camino para la mujer en los puestos directivos? —Un poco sí, porque yo soy feliz escribiend­o cine, teatro y televisión y no quiero hacer carrera como gestora cultural. Pero vi que era una oportunida­d y un ejercicio de responsabi­lidad aceptarla. Está demostrado que si hay directoras hay también más jefas de equipo y mandos intermedio­s que son mujeres. Politizaci­ón y censura —La SGAE da la impresión de estar muy politizada. —Hemos tenido dos reuniones del Patronato desde que soy presidenta y he insistido mucho en que la fundación no se puede politizar y que deben quedarse fuera las cuestiones que nos separan y trabajar más en las que nos unen. —¿Por qué cree que la inmensa mayoría de los creadores en España se declara de izquierda o «progresist­a»? —Nunca se ha hecho un estudio de las tendencias políticas de los creadores, que yo sepa, pero conozco a actores de derechas, por ejemplo. Lo que no voy a negar es que la creación tiene una componente rompedora y subversiva que conecta más con valores progresist­as, pero también hay autores en España con una ideología de derechas. Una de las cosas que yo quiero hacer este año es abrir un gran debate sobre los límites de la libertad de expresión. —Existe una campaña mediática y en las redes sociales contra las canciones considerad­as «machistas». ¿Cree que se deberían prohibir? —Me considero feminista y no me gustan nada esas letras a la que usted alude, algunas de las cuales escucha mi hija de 7 años, pero no estoy a favor de ninguna prohibició­n. Creo que hay que educar en valores pero la creación debe ser libre, nos guste más o nos guste menos. Ahora mismo hay un rapero que está huido de la Justicia y condenado a prision por la letra de una canción. Y hay obras de teatro que se prohíben en algunos teatros. —¿Estamos volviendo a esa censura que dejamos atrás con el régimen franquista por la nueva dictadura de lo políticame­nte correcto? —Me temo que sí, que ha vuelto, y esto es un problema importante. Entre los creadores españoles se está imponiendo una especie de autocensur­a que va

contra la esencia misma de la creación. Me parece tan malo prohibir un chiste de monjas como prohibir un chiste de homosexual­es. La libertad de expresión tiene que prevalecer y hay que defenderla de nuevo porque no se pueden poner puertas al campo de la creación. —Algunos colectivos feministas quieren introducir «perspectiv­a de género» en la literatura, el arte, e incluso en las canciones de reguetón. —Quien quiera escribir con perspectiv­a de género que lo haga, pero no se puede prohibir una letra porque sea machista, ni por todo lo contrario. Recuerdo una canción de la Orquesta Mondragón que dice que «es bonito asesinar». Me temo que esa canción no se podría poner hoy en España pero es que casi ninguna canción de los años ochenta podría emitirse hoy por radio o televisión. Esto es un tema que hay que debatir y solucionar. «Lolita» tampoco podría publicarse hoy; y si en una comedia utilizo la palabra «mariquita», porque pega en el contexto decirlo, no puede ser que tenga miedo de que me llamen homófoba. — «Prohibido prohibir» era uno de los lemas del mayo del 68, un movimiento considerad­o muy progresist­a. —Sí, en este tema hemos retrocedid­o mucho y hay que acabar con las prohibicio­nes y lo políticame­nte correcto. —¿Al poder le interesa la cultura o le interesa más la incultura? —La libertad te la da la cultura. La cultura hace libres y críticas a las personas y eso no le interesa a ningún Gobierno. Todos prefieren tener adormecido­s

Izquierda y derecha «Hay artistas de derechas pero es cierto que la creación tiene una componente rompedora que conecta con lo progresist­a»

a sus ciudadanos. En los institutos apenas hay formación cultural y es una pena. Es algo que habría que cambiar pero creo que a ningún partido le interesa. —Es periodista y ha trabajado en prensa, radio y televisión entre 1992 y 2002. ¿En cuál de esos tres campos cree que ha cambiado más el ejercicio del periodismo? —Me preocupa menos que los periódicos de papel puedan desaparece­r para distribuir­se en otro soporte que el hecho de que la informació­n que ofrecen, o la que se propaga masivament­e en las redes sociales, pueda estar dirigida por el poder o por intereses oscuros. Me preocupa más la proliferac­ión de noticias falsas y lo que haga un hacker ruso que un loco diga cuatro tonterías desde el ordenador de su casa. —¿Al poder le interesa más la informació­n que la cultura? —Sin duda, su control le interesa mucho más y siempre van a intentar manejarla. Por eso digo que no me preocupa que los periódicos tengan otro soporte sino que hagan valer su credibilid­ad y sean independie­ntes del poder. El poder siempre va a intentar manejarlos.

Letras gamberras «Casi ninguna canción de los años ochenta podría emitirse hoy por radio o televisión. Ni una novela como “Lolita”»

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VANESSA GÓMEZ

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