Fallece Jaime Loring, el jesuita que fundó ETEA, el germen de Loyola
El sacerdote murió el pasado viernes en Málaga a los 89 años a causa de una afección pulmonar
Córdoba llora a una de las figuras intelectuales y religiosas sin las que nadie entendería la historia de la ciudad en los últimos años del franquismo y de la transición a la democracia. El sacerdote jesuita Jaime Loring Miró, madrileño de nacimiento y afincado en Córdoba desde 1962, falleció el viernes en Málaga a los 89 años, donde residía desde hacía dos años para tratarse de una dolencia pulmonar que ahora ha terminado con su vida. Marcado en su infancia por el fusilamiento de su padre durante la Guerra Civil, sus casi nueve décadas sobre la tierra estuvieron dedicadas al compromiso evangélico con los más pobres y con el desarrollo económico social. Su nombre está asociado en primer lugar a la fundación de la Escuela Superior de Técnica Empresarial Agrícola (ETEA), que impulsó en 1963 en San Hipólito y de la que es heredera la actual Universidad Loyola Andalucía, y de la que fue director en dos periodos distintos, además de profesor de Teoría Económica.
El apellido de Loring quedará también ligado para siempre a la política con el Círculo Cultural Juan XXIII, que a partir de la década de 1960 lideró la lucha contra el franquismo y la libertad en Córdoba, y que lo hizo desde raíces cristianas. El jesuita, cuya influencia en el mundo de la política de izquierda en Córdoba en los años 70 del siglo pasado nadie niega, tuvo también una amplia labor en el extranjero. Así, a partir de 1979 comenzó a trabajar por la mejora de la situación en muchos lugares de América Latina, donde la implantación de la orden de San Ignacio de Loyola era de alcance, de tal manera que se convirtió en uno de los pilares sobre las que desarrollaron su labor las después conocidas como Organizaciones No Gubernamentales. Así, Loringe estuvo en Argentina durante la dictadura militar de Videla y después en Nicaragua, ya en la época de la revolución sandinista.
Desde 1979 realizó muchos proyectos con sus hermanos jesuitas en América Latina. Allí conoció a otro jesuita, Ignacio Ellacuría, que lo invitó a El Salvador, donde la Compañía de Jesús hizo una intensa labor de mejora de las condiciones de los pobres. En 1989 ese sacerdote fue asesinado junto a otros compañeros, pero Jaime Loring siempre colaboró con la Universidad Centroamericana de San Salvador, con la que realizó Planes de Cooperación al Desarrollo. Visitó el país muy a menudo, incluso a edad avanzada. Su punto de vista siempre fue muy crítico con el capitalismo y en lo económico su posición era propia de personas de izquierdas. «El dinero contra dinero es cien veces más que que el dinero contra bienes y servicios», se lamentaba en una entrevista. En 1994 recibió la Medalla de Oro de Córdoba y se le nombró Hijo Adoptivo. También tuvo en su momento la Medalla de Oro de Andalucía en 2016. En sus últimos años fue presidente de la organización Iemakaie, que trabajó con víctimas de las mafias de prostitución, psicodeficientes, niños con problemas psicomotrices y toxicómanos. La noticia del fallecimiento del miembro de la Compañía de Jesús llegó a la comunidad académica de la que él puso el germen en un día que estaba dedicado justamente a difundir los valores de esfuerzo y excelencia por las que se distingue: la sede de la Universidad Loyola en el Parque Cruz Conde celebraba ayer un día de puertas abiertas y profesores alumnos se las vieron con la pérdida del fundador de ETEA. Las muestras de condolencias no se hicieron esperar y la opinión unánime fue que el hombre que se despidió el viernes vivió siempre de acuerdo a su forma de pensar, que era de firmes convicciones religiosas puestas al servicio del desarrollo personal y profesional de la población con menos recursos.