ABC (Sevilla)

«Son momentos muy delicados; ya es todo o nada»

Llega la hora de la verdad para el español Pablo Ibar, condenado a muerte en EE.UU. por un crimen que, según él, no cometió

- J. ANSORENA CORRESPONS­AL EN NUEVA YORK

Cándido Ibar cubre cada día dos veces en coche las dos horas que separan su casa en el suroeste de Miami con los juzgados del condado de Broward, al norte de la ciudad de Florida. Allí vive su enésimo juicio su hijo, Pablo Ibar, condenado a muerte por un triple asesinato ocurrido en 1994 del que siempre se ha declarado inocente. «No he faltado ni un solo día al juzgado», dice Cándido a ABC, poco antes de que arranque la semana decisiva del juicio. Tras dos meses y medio de selección y presentaci­ón de pruebas, esta semana las partes expondrán sus alegacione­s finales. Inmediatam­ente después, los doce miembros del jurado, de quienes pende la vida de Ibar, se reunirán para dar su veredicto.

Esas cuatro horas diarias en coche de Cándido son muchas para pensar, imaginar, soñar con dos palabras: «Not guilty», «no culpable». Mañana se cumplen 24 años y medio desde que Pablo perdió la libertad. —¿Cómo están los ánimos? —De ánimo siempre hemos estado bien, aunque eso no quiere decir que haya que estar seguros de nada. En el juicio ha habido altibajos, pero yo creo que estamos bien o quiero creer que estamos bien, al menos. —¿Qué ha sido lo más duro? —Ir a visitarle y dejarlo allí. Con lo que se ve en el corredor de la muerte y no saber si volvería a verlo vivo. Esa impotencia de que no se puede hacer nada cuando se cierra la puerta tras él. —¿Qué expectativ­as manejan? —Yo ya me llevé un chasco grande en la primer apelación. El golpe fue tremendo, no se me olvidará nuca. Hay que estar con los pies en el suelo. Todo se ve bastante bien para nosotros, pero no está en nuestro poder. Hay doce jurados y ellos tienen que decidir. —¿Se puede compensar todo este tiempo robado? —No hay compensaci­ón para eso, para los 24 años que se ha llevado esto. Pero eso no lo miro, solo me importa el «not guilty».

Una nueva oportunida­d

Cándido Ibar lleva cinco décadas en EE.UU., pero no ha perdido un acento guipuzcoan­o áspero, que traslada un discurso parco y directo. Hermano del boxeador José Manuel Ibar «Urtain», recaló en Florida como jugador profesiona­l de cesta punta, un deporte que arrasó en aquella época y hasta comienzos de los 90 en el estado sureño. —¿Cómo ve a su hijo? —Ha estado un poco enfermo estos días, espero que no le afecte más. También está nervioso, son momentos delicados. Es todo o nada. —Esto es como el punto final de un partido de pelota… —Sí, como los últimos tantos. Un tiro mal, y pierdes. Uno bueno, y ganas… —¿Qué es lo primero que hará con su hijo cuando salga? —Bueno, primero tiene que salir. Él quiere ver la tumba de su madre. Y, en cuanto se arregle el pasaporte, ir a España, a dar las gracias a todo el mundo, de una punta a la otra.

 ?? RAÚL DOBLADO ??
RAÚL DOBLADO

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain