ANDALUCÍA ANTE SU GRAN OPORTUNIDAD
Evidentemente se acercan tiempos difíciles. Domeñar un aparato clientelar urdido durante 36 años es una tarea ímproba
Juan Manuel Moreno Bonilla será investido presidente de la Junta los próximos días 15 y 16 de enero gracias al apoyo de la mayoría de los parlamentarios andaluces. La izquierda radical, con el apoyo implícito a última hora del PSOE, ha convocado una movilización para rodear el Parlamento durante las sesiones de investidura. Este ejercicio de agitación antidemocrática se sustenta principalmente en dos suposiciones que van a convertirse en el leitmotiv de la oposición durante la legislatura: el «miedo» a la «extrema derecha» y la «agenda oculta» que, según los que van a ser desalojados del poder tras 36 años de gobierno en Andalucía, tienen pactada PP, Cs y Vox.
El miedo es libre, aunque sean bastantes más los andaluces que temen a los que van a rodear el Parlamento que a los que están dentro. He leído detenidamente los 37 puntos que finalmente han pactado PP y Vox para cristalizar el cambio de gobierno en Andalucía y ninguno de ellos cuestiona ni el sistema democrático ni el estado de derecho ni la Constitución. Es posible que el miedo tenga su motivación esencial en el efecto que puede tener el que se levanten las alfombras y se abran las ventanas de San Telmo. En sólo dos días y antes de que el nuevo Ejecutivo tome posesión hemos sabido ya a través de filtraciones que la Junta ocultó antes de las elecciones un incremento del 45 por ciento de las listas de espera y que la administración paralela alcanza ya los 27.304 colocados tras haberse incrementado en 3.400 el número de altas en el último año. Ante estos primeros datos es comprensible que la auditoría general que se ha comprometido a realizar el nuevo gobierno sobre la situación real de la administración autonómica cause una profunda desazón entre los responsables del desaguisado.
Lo de la «agenda oculta» es la clásica fantasmada de quienes necesitan fabricarse enemigos exteriores susceptibles de prender en el imaginario colectivo para justificar su inacción política, su incompetencia y su falta de ideas. Vamos a pasar del «Madrid nos maltrata» de los tiempos de Rajoy a la «extrema derecha nos amenaza» del momento actual. Evidentemente se acercan tiempos difíciles. Domeñar un aparato clientelar urdido durante 36 años es una tarea ímproba. Pero sobre ese subsuelo lleno de trampas tiene que edificar el Gobierno que han deparado las urnas una Andalucía nueva, que genere ilusión y que sea la punta de lanza de la regeneración ética de la política española.