El dolor de un palo con tu propia astilla
Ceballos, de falta en el minuto 88, decide para un Madrid empequeñecido por el Betis en la segunda mitad; los verdiblancos salen de puestos europeos
Tener hijos para esto. Dani Ceballos. No podía ser otro. Pidió tirar la falta. Conoce a Pau López de la selección. Le probó por su palo. Descubrió la puerta que abría Boudebouz. Y gol. Minuto 88. Un palo de una astilla propia. El mayor dolor. Una contestación a los pitos que adornaron su entrada en el campo. Un golpe a la mandíbula del Villamarín. Cuando todo se había puesto de cara. Cuando el premio se tenía que quedar en casa. A los puntos se lo tendría que haber llevado el Betis. Convirtió al Madrid en un Valladolid o un Leganés. Encerrados con el exiguo botín del gol de Modric en una primera parte con los verdiblancos despistados, los 45 minutos finales se jugaron en el campo visitante con un ataque continuo, con una amenaza sincera hasta el gol de Canales. Un error en el centro del campo de Joaquín propició un contragolpe final y Carvalho tuvo que hacer falta a Casemiro. Luego fue Ceballos el que marcó y pidió perdón. No es la mejor forma de congraciarse con la afición que tanto le quiso y que ahora le afea las formas de su marcha. Pero hizo su trabajo, no cabe duda. El Betis se quedó con el mérito, con el balón (74-26 de posesión) y el Madrid, con el botín completo.
El gol de Ceballos se lleva el protagonismo porque fue un giro de 180 grados a una historia que parecía tener final feliz para el Betis. Tenía que ser así porque se lo había ganado sobre el campo. No en la primera mitad, cuando estuvo bastante desdibujado, controló sin velocidad, permitió muchos contragolpes, encajó un tanto y no probó a Keylor Navas. Entre el desquiciamiento que conllevaban muchas decisiones de Hernández Hernández, con criterio dispar a la hora de mostrar tarjetas, y las imprecisiones en los metros finales, al Betis se le escapó mucho rato de fútbol. Modric, tras un rechace, adelantó pronto al Madrid, que presionaba la salida del Betis y probaba la defensa alta, altísima, incomodando a los verdiblancos, que no circulaban como querían. Barragán salvó un mano a mano a los pies de Valverde. Sus avisos arriba eran tímidos, cansados, sin fuelle. No tenía buena gestión de los espacios, que existían pero no eran ocupados por béticos por culpa de una lenta circulación.
El descanso iba a devolver al Betis con una inyección de pasión. Y fútbol. Asumido que el Madrid tenía tres centrales y que estaba replegado, los verdiblancos se compraron la parcela entera del campo visitante. Allí gobernó la pelota y fue acumulando ocasiones. Canales disparó de primeras tras pase filtrado de Joaquín. Primer tiro a puerta. Para el Madrid todo es más pequeño: el tiempo que tiene el balón, el espacio en el que se mueve, el respeto que se le debía tener... El Betis amaga con peligro en cada pelota. El empate va a llegar.
Joaquín traza diagonales perfectas que generan superioridad desde fuera hacia dentro. La paciencia riega todos los movimientos. Los rechaces también llegan a los pies verdiblancos y es Guardado el que está a punto de hacer un golazo desde la frontal con un tirazo con la izquierda que levantó a todos en el Villamarín pero la definitiva llegaría con otra jugada que vio Lo Celso antes que nadie fabricando una autopista entre las piernas de Sergio Ramos con destino Canales, quien llegó apurado ante Keylor Navas y le superó con la puntera. El asistente levantó la bandera. Menos mal que había VAR. La incertidumbre hasta que la decisión la comunica Hernández Hernández no hace más que provocar que se cante gol dos veces en un Villamarín que ruge a partir de ahí. Su equipo se lo pide, su equipo se lo merece. Cada balón cortado es una ovación, cada ataque se vive de pie. Pitada grande a Ceballos, que por vez primera se enfrenta al Betis. Quiere Solari que el utrerano le de pausa a su equipo, sometido por el Betis, incapaz de sacudirse el dominio local.
El Betis se gusta en el tercio ofensivo. Barragán percute con una enorme continuidad. Tello aparece menos de lo que se espera por la izquierda. La pelota circunda el área del Madrid, el Betis se frota las manos. Pero cuando más se lo merece llegó el palo. De una astilla propia. Un dolor que no se espera, un dolor que no se olvida. Joaquín pierde una pelota imperdonable en el círculo central y Casemiro avanza para ser derribado por Carvalho en la frontal. Ceballos la pide y gol. Un bético pitado por béticos que provoca que pierda el Betis. Los de Setién lo hicieron todo bien menos abrochar el resultado. Se les escapó un Madrid reducido a un equipo normal y salen de Europa pensando en que ha de pulir fallos para recuperar su sitio.