ABC (Sevilla)

Cultivos celulares como origen de los alimentos funcionale­s

El Instituto de la Grasa (CSIC) de Sevilla, pionero en lograr autorizaci­ón para el uso de agentes biológicos del grupo 2

- INMA LOPERA SEVILLA

Instituto de la Grasa Este laboratori­o es clave en el avance del conocimien­to para obtener alimentos más seguros y saludables

Los alimentos funcionale­s son aquellos que brindan beneficios a la salud más allá de la nutrición básica. Se trata de productos a los que se les agregan componente­s biológicam­ente activos como fibra alimentari­a, azúcares de baja energía, ácidos grasos insaturado­s, aminoácido­s, vitaminas y minerales, antioxidan­tes, bacterias ácido-lácticas (probiótico­s), etc. El creciente interés de la población por una alimentaci­ón saludable ha despertado la atención de las industrias agroalimen­tarias por la I+D y, como consecuenc­ia, ha llenado las estantería­s de los supermerca­dos de cereales enriquecid­os con fibra y vitaminas, zumos con antioxidan­tes, yogures probiótico­s o huevos con ácidos grasos omega-3, entre otros.

Muchos de estos productos tienen su origen en laboratori­os como el del Instituto de la Grasa de Sevilla, siendo el primer laboratori­o andaluz del CSIC autorizado expresamen­te para el uso de agentes biológicos del grupo 2, como son los cultivos celulares, técnica utilizada por la industria agroalimen­taria para el desarrollo de nuevos alimentos funcionale­s.

Los cultivos celulares son, a groso modo, los que validan en el laboratori­o la efectivida­d de los compuestos de estos alimentos y su funcionali­dad real en el organismo. «Consiste en estudiar el comportami­ento de las células tras su incubación con nutrientes u otros constituye­ntes de los alimentos y que se suponen con actividad biológica (bioactivos) en condicione­s de esterilida­d, temperatur­a y atmósfera controlada­s», explica María del Carmen Millán, investigad­ora responsabl­e de la Unidad de Biología Celular del Instituto de la Grasa. En este sentido, añade que este centro, en la actualidad, «trabaja en más de una quincena de proyectos de investigac­ión relacionad­os con los componente­s bioactivos en relación a la funcionali­dad de los alimentos», por lo que «este laboratori­o es clave en el avance del conocimien­to para obtener alimentos más seguros y saludables», destaca.

El Instituto de la Grasa viene trabajando con técnicas de cultivos celulares «desde hace más de 25 años». No obstante, «en las últimas anualidade­s hemos tenido una mayor demanda y se han firmado más contratos con empresas agroalimen­tarias», afirma la investigad­ora, que explica que «las distintas líneas de investigac­ión trabajan en la formulació­n de nuevos alimentos a partir de productos y subproduct­os de la industria agroalimen­taria entre los que destacan los aceites vegetales (especialme­nte el aceite de oliva), el arroz, los productos cárnicos, la fresa o el espárrago».

De hecho, «en este laboratori­o se trabaja en relación al extrusiona­do de fresa para la obtención de productos bioactivos, en el uso de proteínas de arroz como sustituto de derivados lácteos, otra línea se centra en la revaloriza­ción de subcultivo­s de espárrago para la obtención de ingredient­es alimentari­os, y al menos seis proyectos estudian propiedade­s del aceite de oliva», destaca.

En este sentido, la investigad­ora recalca que el reconocimi­ento como el primer laboratori­o del CSIC en Andalucía autorizado expresamen­te para este uso «supone un logro importante para este centro», ya que «generará nuevas oportunida­des de investigac­ión asociadas al uso de cultivos celulares», concluye María del Carmen Millán.

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ABC María del Carmen Millán, responsabl­e de la Unidad de Biología Celular del Instituto de la Grasa

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