ABC (Sevilla)

DESPOLITIZ­ACIÓN DEL AGUA

Esperemos que en el nuevo ciclo político se unan las competenci­as agrícolas y ambientale­s

- JOSÉ MANUEL CEPEDA JOSÉ MANUEL CEPEDA ES PRESIDENTE DE FERAGUA

Se inicia un nuevo ciclo político en Andalucía, que el regadío espera esté marcado por la despolitiz­ación del agua y la preservaci­ón de los criterios técnicos y profesiona­les en la toma de decisiones. Si en todos los ámbitos de gestión pública, la participac­ión de profesiona­les capacitado­s que entienden de los temas sobre los que asumen competenci­as es un factor crucial de eficacia, en un territorio tan complejo como el de agua el arrinconam­iento de los funcionari­os de carrera en beneficio de las personas con «méritos» políticos conlleva efectos devastador­es sobre la agilidad de los procesos y el acierto de las decisiones adoptadas.

Cuando la competenci­a se sustituye por ideología, el camino hacia la arbitrarie­dad en la toma de decisiones y la desprotecc­ión jurídica está allanado. En los últimos años, en Andalucía hemos visto, en materia de regadíos, cómo se han utilizado los instrument­os de ayudas de una forma ajena a toda racionalid­ad. Recienteme­nte, por ejemplo, la Junta de Andalucía introdujo en sus incentivos un criterio de exclusión completame­nte contrario al interés público y la racionalid­ad. Se trata de una cláusula que deja fuera de la posibilida­d de ayudas a todos los sistemas que funcionan por gravedad o por aspersión, que son paradójica­mente donde más ahorro de agua se puede conseguir.

Otra secuela de todo esto ha sido la tediosa lentitud de los procedimie­ntos, que ha llegado a su paroxismo en la tramitació­n de los expediente­s concesiona­les del litoral. Hasta tal punto de que hay expediente­s de Cádiz y Huelva que se llevan tramitando durante más de tres años, habiéndose superado el plazo máximo legal para resolver. A este retraso hay que sumar además las trabas que se están poniendo en el otorgamien­to de estas concesione­s, impidiendo su buen término y generando una insegurida­d jurídica que repercute en las inversione­s, y por tanto, en la generación de empleo y riqueza.

Todo ello favorecido además por la separación de las competenci­as agrícolas y medioambie­ntales, que crea innumerabl­es problemas y quebradero­s de cabeza, como el de asuntos que caen en el territorio de nadie e inversamen­te cuestiones en los que las dos partes quieren meter baza. Por ejemplo, en las ayudas a la modernizac­ión, ha sido tónica habitual en los últimos años que la Consejería de Agricultur­a haya invadido las competenci­as de Medio Ambiente. Esperemos que el nuevo ciclo político traiga por tanto una unificació­n de las competenci­as agrícolas y ambientale­s, siguiendo los precedente­s de la Consejería de Luis Planas o del Ministerio de García Tejerina, donde estas competenci­as sí estaban unificadas. Además de mayor eficacia y fluidez en la interlocuc­ión, la unificació­n de las competenci­as agrícolas y ambientale­s supondría un ahorro importante para la propia administra­ción y los usuarios que la mantenemos con nuestros impuestos.

Finalmente, desde el regadío esperamos que el nuevo gobierno regional realice un esfuerzo de cooperació­n importante con la administra­ción hidráulica estatal y sus empresas públicas, colaboraci­ón que hasta el momento ha brillado por su ausencia, impidiendo el desarrollo de proyectos de modernizac­ión más ambiciosos. Si una destacada dirigente política dijo en una ocasión que el dinero público no es de nadie, inversamen­te hay dirigentes políticos que se creen que las institucio­nes que dirigen les pertenecen, o son suyas, olvidando que son solo brazos de un tronco común y que responden a un único interés que es el interés general de todos los españoles.

En nuestro país debería ser habitual ver al Estado colaborar con las autonomías y viceversa, y desde luego a las diversas administra­ciones con sus empresas públicas. Pues bien, por increíble que parezca, esto es lo contrario de lo que sucede. En modernizac­ión de regadíos, por ejemplo, si esa colaboraci­ón institucio­nal se produjese, se podrían acometer proyectos de modernizac­ión mucho más relevantes de los que se están llevando a cabo. En algunas comunidade­s esto se produce y por ejemplo en Castilla y León hay proyectos coparticip­ados por el Ministerio —a través de la sociedad estatal SEIASA—, la Comunidad Autónoma y los regantes, Sin embargo, en Andalucía, en materia de regadío, la cooperació­n institucio­nal con el Estado ha sido hasta ahora una quimera, incluso gobernando el mismo partido ambas institucio­nes.

En resumen, esperamos que el nuevo ciclo político en Andalucía nos traiga mayor profesiona­lización y despolitiz­ación del agua, mayor colaboraci­ón con otras administra­ciones, y una organizaci­ón unificada y racional de las competenci­as agrícolas y ambientale­s.

Errores Andalucía ha utilizado instrument­os de ayuda a los regadíos sin criterios racionales

Unión El nuevo Gobierno debe cooperar de manera muy estrecha con la Administra­ción del Estado

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