Hasta el último aliento
Empresas tecnológicas, robóticas y de otros sectores ofrecieron ayer su ayuda –material o logística, medios o ideas– al operativo que desde la tarde del pasado domingo trata de localizar y salvar al niño de dos años que cayó al interior de un pozo prospectivo de la localidad malagueña de Totalán. Alrededor de un centenar de profesionales participan en un rescate condicionado por el reducido diámetro del agujero por el que se deslizó el pequeño Julen. Ni siquiera se sabe a qué profundidad está. La Guardia Civil logró ayer llegar hasta unos setenta metros, donde un tapón de tierra compactada cierra el paso a los equipos de salvamento. El tiempo pasa y la esperanza de encontrar con vida al menor disminuye. Revestir las paredes del pozo para evitar nuevos desprendimientos de tierra, perforar una galería paralela desde la que acceder al lugar en el que sea encontrado el niño e incluso realizar una excavación a cielo abierto son las opciones –ninguna sencilla– de un rescate convertido en desafío para bomberos y agentes de la Guardia Civil. «No van a parar hasta encontrar al pequeño», aseguró el presidente de la Diputación de Málaga, volcado en la operación de salvamento.
El hallazgo de una bolsa de chucherías en el interior del pozo, cegado por los desprendimientos de tierra, dio en la madrugada de ayer aliento a los rescatadores y a los padres de Julen, que hace apenas dos años perdieron a su otro hijo, víctima de un infarto. [ANDALUCÍA]