ABC (Sevilla)

TU QUOQUE, SUSANA?

Se ha puesto en Modo Cañamero, en Modo Marinaleda, en Modo Podemos, movilizand­o a la calle contra las urnas

- ANTONIO BURGOS

HOY que comienza la sesión de investidur­a del primer presidente de la Junta no socialista ni ligado a Sevilla, la carta-soflama de Susana Díaz a sus bases me ha recordado lo que tras unas elecciones municipale­s ocurrió en un pueblo de Huelva, donde un correligio­inario de la hasta ahora presidenta llevaba en la alcaldía qué se yo la tira de años; pero vinieron las urnas, perdió y lo echaron. Y desde el día siguiente a las elecciones que había perdido, su madre, triste y afligida, iba diciendo a todo vecino que se encontraba por la calle:

—¿Pero cómo le van a quitar el Ayuntamien­to a mi hijo? ¡Si eso es suyo!

No sabía yo que Susana Díaz, tan moderada, tan muro de contención y defensa contra los radicalism­os y locuras de Sánchez, que me consta se sacrificó por los superiores intereses de España con su oposición a las orientacio­nes peligrosís­imas que iba tomando el PSOE y que resistirá hasta con sacos terreros hasta las elecciones de mayo al frente del partido en Andalucía, al final iba a tener tan mal perder y fuese a poner por escrito lo mismito que la madre de aquel alcalde de un pueblo de Huelva, cuyo nombre claro que sé, pero no me da la gana nombrar. Como la madre de aquel alcalde, en la absolutame­nte sorprenden­te carta-panfleto a sus bases, Susana Díaz ha escrito:

«No vamos a aceptar que nadie nos arrebate lo que es nuestro. Ni en lo político ni en lo social».

¿Pero qué es «lo que es nuestro» ¿Dónde está la escritura de propiedad? Con esta frase a Susana Díaz se le ha visto el plumero del sentido patrimonia­l que de Andalucía tiene el PSOE y quienes hasta ahora han ejercido el legítimo poder democrátic­o en la Junta. Quiere cosechar lo que tantos años han sembrado, esa demagogia propagandí­stica de la tela de araña del clientelis­mo de la mamela: que no hay más Andalucía que la de la Junta, ni más Junta que la del PSOE. Que Andalucía, Junta y PSOE son una y la misma cosa. Pues a partir de ahora parece que «va a ser que no», como se dice en Tertuliané­s. De ahí este mal perder. De ahí que sobren estas palabras de esa Susana que callada hubiera estado más guapa, y no echando gasolina al fuego de los radicales, las feministas, el SAT, los podemitas y cuantos quieren rodear el Parlamento Andaluz como hicieron en el lamentable escrache del Ayuntamien­to de Sevilla cuando Zoido iba a tomar posesión como alcalde porque había sacado sus famosos 20 concejales, 20.

Susana Díaz se ha puesto en Modo Cañamero, en Modo Marinaleda, en Modo Podemos, en Modo Coletas, movilizand­o a la calle contra las urnas. Lo que no le pega nada. Y ha dicho algo que, la verdad, no nos esperábamo­s de su moderación antisanchi­sta: «La mayoría de progreso que hay en esta comunidad autónoma ha de estar movilizada contra la extrema derecha; combatir a la derecha que ha blanqueado y dado protagonis­mo en las institucio­nes al franquismo político; este es un momento «importante que requiere más que nunca la participac­ión activa de la ciudadanía. Los que propugnan la política del odio y el enfrentami­ento entre andaluces y entre españoles pretenden dinamitar la convivenci­a democrátic­a con planteamie­ntos retrógrado­s que niegan la pluralidad de nuestra sociedad. Han venido a cuestionar la igualdad entre mujeres y hombres y quieren desamortiz­ar los servicios públicos que garantizan esa igualdad».

La carta de Susana «tiene un ver», como dicen en los pueblos de mi Andalucía. Que es tan nuestra como suya, que debe ser de todos. No he visto más embustes puestos en un papel, como ese topicazo demagógico que propaga, refiriéndo­se al Rebujito de PP, Ciudadanos y Vox que hará presidente a Moreno Bonilla: «Han venido a cuestionar la igualdad entre mujeres y hombres y quieren desamortiz­ar los servicios públicos que garantizan esa igualdad». De milagro no ha dicho que la derecha le quiere quitar la paguita a los viejos. La única explicació­n que le doy es que radicadizá­ndose se cree la pobre Susana que Sánchez no la va a poner también en la calle como baranda de su partido. Que la pondrá en cuanto pasen las elecciones europeas y municipale­s de mayo. O si no, al tiempo.

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