Decenas de refugiados pagan 8.000 euros por un viaje en camión que casi les cuesta la vida
Σ Sirios, turcos e iraquíes, muchos menores, logaron salir del vehículo en Austria antes de morir asfixiados
Docenas de personas apiñadas en un espacio minúsculo, un compartimento sellado y sin ventilación, oculto en el remolque de un camión de carga tras enormes rollos de papel de varias toneladas de peso. Les faltaba el aire. Ocupada con los protocolos sanitarios, la Policía fronteriza no sospechó del transporte y lograron cruzar, en un tenso y forzado silencio, dos controles decisivos, el de la frontera entre Rumanía y Hungría y el que separa esta última de Austria. Pero apenas media hora después de pasar este último, varios de los inmigrantes se desvanecían ya por falta de oxígeno y uno había perdido el conocimiento. Comenzaron a gritar y a golpear las paredes del habitáculo pidiendo auxilio. El conductor pisó el acelerador durante varios kilómetros más, por miedo a las consecuencias de detener el transporte, pero finalmente se apiadó de ellos. Tomó una salida de la autopista, cerca de Bruck an der Leitha, en la Baja Austria. Detuvo el camión y abrió el compartimento. Lo que ocurrió a continuación dejó sin palabras a los testigos, en el área de servicio, y rasgó el velo de indiferencia ante un fenómeno criminal al que Europa no logra dar respuesta: el tráfico de personas.
Cuando el conductor abrió las puertas del remolque, desde fuera, varios de los pasajeros huyeron despavoridos hacia el corazón del bosque. Algunos salían quejosamente por su propio pie y otros hubieron de ser sacados en brazos.
El conductor, un turco de 51 años, contaba con seguir viaje con el resto, una vez hubiese entrado oxígeno en la cámara, pero la situación se le fue de las manos. Intentó volver a arrancar el camión mientras varios pasajeros se resistían y trataban de sacar el cuerpo inerte de otro de los inmigrantes ilegales, que terminó dando tumbos antes de que el camión parase definitivamente y el conductor saliese huyendo. A esas alturas, sobrevolaba ya la zona un helicóptero de la policía, advertida por varios testigos. En total fueron detenidas 38 personas, seis de ellas menores de edad, y se calcula que otras cinco lograron escapar entre los árboles. Al cierre de esta edición, cuatro de los pasajeros seguían hospitalizados.
8.000 euros
Los primeros interrogatorios, efectuados ayer, relataron la misma historia que tan bien conoce la Policía austríaca. Se trata de ciudadanos sirios, turcos e iraquíes que pagan todos sus ahorros y los de sus familiares con la esperanza de dejar atrás las más terribles experiencias. Habían llegado a Rumanía por varias rutas desde Turquía. Después fueron conducidos a pie a un bosque en la frontera con Hungría y subieron al camión a través de una trampilla en el suelo del remolque. La tarifa por llegar a territorio Schengen es de 8.000 euros por persona, que no incluyen el alojamiento en una casa en ruinas en Rumanía durante las semanas necesarias para que se complete el pasaje. Han explicado que comenzaron a gritar porque se estaban asfixiando. No sería la primera vez que todo el pasaje de una de estas pateras sobre ruedas perece en el intento. En agosto de 2015, fueron hallados en el interior de un remolque sellado los cuerpos de 71 personas que no tuvieron tanta suerte. Cuatro responsables de aquella red de tráfico han sido juzgados y condenados a 25 años de prisión en Hungría, pero la red de tráfico continúa activa.
«La ruta de los Balcanes sigue muy activa » , confirma Zsuzsa Zsohar, miembro de Migration Aid, un grupo de Facebook organizado desde 2015 para ayudar a los refugiados en Hungría, «y ellos saben que solo unos pocos llegarán al final del camino». «Mujeres y menores son sustraídos sistemáticamente de los transportes para ser destinados a la prostitución. Las familias son divididas porque así son más manejables y los más débiles quedan indefensos. Los maltratos están a la orden del día», resume su aprendizaje, con la esperanza de que La Comisión Europea haya dado finalmente con la clave para afrontar el problema.