La UE acuerda limitar fuertemente los viajes, pero no cerrar las fronteras
Los Veintisiete celebraron ayer una cumbre telemática para intentar coordinar la estrategia de movilidad y acelerar las campañas de vacunación
Habitualmente sucede que Alemania sea el país que contribuye decisivamente a resolver los problemas en la Unión Europea. Pero la pandemia ha cambiado hasta esto y en esta tercera oleada de infección son los temores de Berlín a que la situación se escape de todo control lo que ha pesado más en la reunión telemática del Consejo Europeo celebrada ayer. En ella se decidió que los países tomarán todas las medidas que consideren necesarias para limitar fuertemente los viajes no esenciales.
La presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, y el del Consejo, Charles Michel, comparecieron al término de una reunión de más de cuatro horas convocada para intentar mantener cierta coherencia en la acción contra la pandemia. El presidente Michel aseguró que «los Veintisiete estamos comprometidos en actuar juntos» tanto en la campaña de vacunación como en la acción contra la diseminación del virus. Sin embargo, en Alemania ya se critica abiertamente la política dirigida por la Comisión Europea para la compra conjunta de vacunas, algo que en el Consejo sin embargo están formalmente de acuerdo casi todos los gobiernos, especialmente los de Francia y Alemania. La canciller Angela Merkel sigue defendiendo con firmeza este sistema de compra. «No hay un solo día en que haga todo bien al cien por cien, pero si hay una decisión de la que no me arrepiento es de la compra europea de vacunas», dijo durante la rueda de prensa previa a su participación en la cumbre de ayer, en la que todos los países trataron de encontrar recetas comunes para un problema que tiene distintos ángulos en cada uno de ellos.
Movilidad
En el Consejo no ha habido ningún movimiento a favor de cerrar las fronteras interiores y sí se ha decidido que todos los países van a tratar de limitar «fuertemente» los desplazamientos no esenciales. Von der Leyen dijo que todos habían entendido que «el virus no conoce fronteras y el cierre daña tremendamente la economía y frena muy poco los contagios». Para el Ejecutivo comunitario es preferible señalar «zonas de intensidad» de la enfermedad para reducir aún más la comunicación, mientras que entre aquellas que comparten la misma situación no debería establecerse ninguna limitación aunque coincidan con las fronteras nacionales. También se ha decidido incrementar los controles a todos los viajeros que lleguen desde el exterior de la zona Schengen.
El problema en la aplicación de estas medidas es que son competencia nacional y corresponde a cada país aplicar la correspondiente legislación, algo que le puede sonar a más de uno como si fuera un espejo del Consejo Interterritorial español.
El primer ministro belga, Alexander de Croo, era partidario de que hubiera sido una decisión europea, puesto que si su país está «en una situación ligeramente mejor, a la mínima chispa pueden aumentar las cifras y tenemos que evitarlo».
Merkel había enviado a los demás socios europeos un documento en el que plantea medidas drásticas para los viajeros procedentes de fuera de la UE, exigencias de test PCR en los vuelos intracomunitarios procedentes de zonas de riesgo, cuarentenas y restricción de movimientos entre áreas en las que se detecten las variantes más contagiosas. «No podemos descartar el cierre de fronteras», aunque «queremos prevenirlo mediante coordinación», decía la responsable alemana. Merkel y De Croo habían hablado antes precisamente de la frontera que une a los dos países y a través de la cual hay trabajadores que se desplazan cada día en las dos direcciones. Para Merkel, deben seguir abiertas las fronteras «entre países que tienen similares objetivos de incidencias y que aplican restricciones parecidas».
En la cumbre de ayer, los jefes de Gobierno hablaron también de la idea de un certificado de vacunación común, cuando apenas hace un día que se han acabado de poner de acuerdo con el reconocimiento mutuo de los test de anticuerpos. Esta idea de un pasaporte Covid para los vacunados la había propuesto Grecia, pero ha sido rechazada por muchos gobiernos que no creen que sea una solución en este momento. Como reconocieron