«Es imposible hacer el rastreo»
«Cada nuevo caso es un foco»: la inusitada voracidad de la tercera ola impide investigar el origen de los contagios Brotes en activo
l coronavirus está dejando en esta tercera ola cifras de vértigo en Andalucía, superiores incluso a las registradas al comienzo de la pandemia y a pesar de las restricciones adoptadas después de las fiestas navideñas para frenar la escalada de contagios. Quienes día a día tratan de seguir la pista al virus para contener su propagación lo tienen claro: la movilidad en las fiestas y la llegada de la cepa británica han sido determinantes para esta nueva ofensiva de la Covid-19, «mucho más fuerte e impredecible».
Los médicos malagueños Gemma Ramírez y Salvador Márquez se incorporaron el pasado mes de agosto al equipo de voluntarios jubilados propuestos por el Colegio de Médicos para colaborar en las labores de rastreo desde los distintos centros de salud de la provincia. Ambos insisten en que el aumento de casos en enero era predecible, aunque los niveles de contagio que se vienen dando en Málaga y en Andalucía son desproporcionados.
«Las cifras son difíciles de explicar. La segunda ola, justo después del verano, fue mucho más suave. La tercera está siendo fuerte, traicionera e impredecible», sostiene Ramírez. Esta hematóloga jubilada ha comprobado a través de su experiencia y la del res
Eto de compañeros que trazar el rastro del virus cada vez se hace más cuesta arriba. «Es prácticamente imposible hacer el seguimiento, yo misma he podido hacer una pequeña encuesta y un 60% de las personas a las que he llamado no sabe de quién se ha contagiado», asegura. Que la población no sepa con qué casos positivos ha estado en contacto complica sobremanera el trabajo de los rastreadores. «En esas circunstancias sólo podemos cortar la cadena en ese nuevo caso y evitar que lo transmita, pero no podemos seguir los antecedentes. Digamos que cada nuevo caso es ahora un foco», explica Ramírez.
El doctor Salvador Márquez también está entre la veintena de profesionales que rescataron la bata para echar una mano a sus colegas en primera línea colaborando en el rastreo. Coincide en que la difusión es «más extensa, comunitaria y difícilmente localizable», aunque afortunadamente la virulencia de la enfermedad no ha aumentado en la misma medida.
«Más o menos el 10% de los contagiados terminan necesitando ingreso hospitalario, y de ellos sólo otro diez por ciento acaban pasando por la UCI», sostiene. A pesar de los casos que se les escapan, desde los centros de salud y «call center», donde trabajan militares y otro personal ajeno a la sanidad, «se intenta hacer un seguimiento lo más estrecho posible».
Márquez —que hasta su jubilación trabajó como médico de empresa— realiza entre tres y quince llamadas diarias y está convencido de que los casos de botellones y los episodios de irresponsabilidad que salen a diario en los medios de comunicación representan a un porcentaje mínimo de la población.
Aislarse
Transcurrido un año desde que se detectara el primer caso de Covid-19 en España, la denominada «fatiga pandémica» empieza a estar en boca de todos. «Tenemos que tener en cuenta que el ser humano es un ser social y conseguir que 47 millones de personas cumplan a rajatabla y estrictamente las indicaciones es muy difícil. Aun así, la inmensa mayoría es perfectamente responsable y en cuanto hablas con ellos se queda en casa, se aísla y aísla también a su entorno», asegura.
Pese a la dificultad, el trabajo de los rastreadores no deja de ser crucial atendiendo al testimonio del doctor Márquez. En los meses que lleva colaborando se ha topado con pacientes que «creían estar bastante mejor de lo que en realidad estaban». Después de atenderles han acabado acudiendo a los servicios de urgencia o adoptando otras medidas «que no se habrían planteado de no ser por esa conversación».
Según el facultativo, con el inicio de la vacunación —aún yendo a un ritmo más lento del esperado— «lo razonable sería que en unos meses la situación vuelva a estar controlada».
«Estamos repitiendo ciclos históricos. Ninguna pandemia se ha solucionado ni en un año ni en año y medio. Las mascarillas, las medidas de protección y, mucho me temo que el coronavirus, han venido para quedarse, lo que sí empezará a remitir es el altísimo nivel de enfermos ingresados y en la UCI conforme avance la vacunación», subraya.