Cruz y cara de la Copa se citan en el Villamarín
muy presente en su calendario liguero y copero de aquí a marzo, se convierta en una pesadilla, que para eso rima. Vienen los catalanes al Villamarín siendo la cara en la moneda de la Copa, tras voltear el marcador, la eliminatoria, Los Cármenes y hasta la mismísima Alhambra en su duelo contra el Granada. Bellísima la confrontación, tristísimo desenlace para los de Diego Martínez, que se veían ya con el laurel de la gesta en sus sienes.
No conocen la derrota los verdiblancos este año y ponen a prueba su cada vez más sólida andadura ante un cuadro barcelonista que es cristal atrás y martillo pilón arriba, tras haber recuperado para la causa a Leo Messi. El argentino vuelve a enchufarse después de que se fundieran los plomillos del sentido común y la decencia con la publicación de su dote quinquenal en “més que un banc”. Además, su flor perenne la riegan tipos al alza como Dembele, Griezman o Pedri, el niño canario que recomendó Pepe Mel y al que no se echó cuenta porque no aparecía en el Big Data heliopolitano.
Serán pocos los que se cobren puntos en sus citas con el coloso azulgrana de aquí para delante. Por eso cobran importancia los de mañana al final de la Palmera. Ganar será clavar en zona sólida el piolet de las aspiraciones europeas. Perder, si llega el caso y si se compite, gajes de una competencia desde siempre desigual.