POSTALES
Este es el Gobierno de la mentira y de la trampa, como aquellas pesadillas de Pedro Sánchez cuando soñaba con Iglesias como vice
LA respuesta del presidente del Gobierno a la defensa que el Rey hizo de su padre al conmemorarse el cuarenta aniversario del 23-F no pudo ser más taimada: establecer un paralelismo entre padre e hijo, no en aquel luctuoso episodio, sino ante la nueva regulación que Don Juan Carlos acaba de hacer en Hacienda. Volcándose en elogios al Rey e invectivas a su padre, que suenan como ecos de aquellos vituperios que el franquismo hacia correr sobre Don Juan, junto a elogios para Don Juan Carlos, ahora fustigado, junto a loas a Don Felipe, pero más bien refuerzan el republicanismo furioso de su socio de Gobierno, Podemos. Algo que nos confirma que Sánchez está más cerca de Iglesias que de Casado, aunque intenta disimularlo para hacerse con todos los poderes del Estado, de los que ya controla dos, el ejecutivo y el legislativo.
El judicial será el siguiente, con la Monarquía, convertida ya en reliquia, la última. Si no cae antes. Fíjense en los torpedos que lanza Pedro Sánchez a esta regulación fiscal del Rey emérito, pese a reconocer que «todos los contribuyentes tienen derecho a reparar sus irregularidades». Pero, añade, siento «rechazo, frustración e incomodidad, como la inmensa mayoría social del país ante estas conductas incívicas», que contrasta con la ‘ejemplaridad’ mostrada por Felipe VI a lo largo de su reinado.
Yo, y seguro que muchos de ustedes, incluidos por lo menos algunos que votaron a Pedro Sánchez, siento también rechazo por haberle visto aceptar de Torra una lista de asuntos a debatir, con la autodeterminación catalana entre ellos, que afecta a todos los españoles. Como siento frustración al oírle mentir sobre los muertos en la pandemia y repetir en la cúspide de cada oleada que se vez luz al fondo del túnel.
Y no digamos nada de la incomodidad que siento al leer que van a transferir al gobierno vasco el sistema penitenciario, con lo que saldrá de sus cárceles hasta el último terrorista que quede en ellas, si queda alguno, para que puedan presumir en su pueblo ante los familiares de sus víctimas. Este es el Gobierno de la mentira y de la trampa, como aquellas pesadillas de Pedro Sánchez cuando soñaba con Iglesias como vice. Son tal para cual: engañándose entre ellos, nos engañan a todos. Solía decirse que nada tienen que ver los hijos con los pecados de sus padres. Pero igual de odioso es a la inversa. Más, cuando Don Juan Carlos viene tratando de regular su situación con Hacienda.
¡Ya quisiéramos que todos los españoles que se encuentran en tal situación lo hicieran! Aunque de lo que se trata aquí es de zurrar, no al Rey, sino a la Monarquía.