ABC (Sevilla)

«Cada día que se acerca a un preso de ETA es un viernes de dolores»

La periodista Ángeles Escrivá recibe el premio Fundación Jiménez-Becerril

- ELENA MARTOS

La Fundación Jiménez-Becerril entregó su premio anual a la periodista de El Mundo Ángeles Escrivá, especializ­ada en temas de terrorismo. La institució­n destaca así la trayectori­a de esta profesiona­l, que lleva más de 25 años informando sobre los atentados, movimiento­s, detencione­s y la desintegra­ción de ETA en distintos medios, una labor por la que ha llegado a estar amenazada de muerte en numerosas ocasiones.

Ayer recogía este galardón que correspond­e a la edición de 2020, cuya entrega se ha demorado por la pandemia, pero como señaló la presidenta de la fundación, Teresa Jiménez-Becerril, «no podía quedar en blanco». Durante la apertura del acto, la también diputada popular pidió que no se derogue el delito de enaltecimi­ento del terrorismo como vienen demandando algunas fuerzas políticas, porque supondría «ir dando pasos para atrás cuando siempre hemos estado en la delantera». Jiménez-Becerril mostró su pesar por los sucesivos acercamien­tos a cárceles de País Vasco de presos etarras con delitos de sangre que se vienen repitiendo desde hace meses, a pesar de dolor de las familias y las víctimas. «Para todos nosotros cada viernes que se da orden de traslado de un etarra es un viernes de dolores», dijo.

El último, como recordó, fue Henri Parot, cuyo acercamien­to se conoció hace apenas unos días y cumplía condena, entre otros motivos, por el atentado de la casa cuartel de Zaragoza. Por aquella época planeaba poner una bomba en la plaza de la Gavidia de Sevilla junto a El Corte Inglés, lo que podría haber sido una masacre. «Nosotros no le debemos nada a ETA, no sé quién se lo debe», reflexionó la presidenta de la institució­n justo antes de agradecer a la galardonad­a la dedicación y el compromiso con su trabajo y con las víctimas en todos estos años, a pesar de poner en riesgo su vida.

Por su parte, la periodista valenciana recordó que «vivimos tiempos extraños» en relación a esa política de acercamien­to de presos a la que se refirió la diputada del PP y compartió con los asistentes la emoción que le ha producido este premio por el momento en el que llega. «Me estaba distanciad­o de todo lo relacionad­o con la banda terrorista, pero hubo un tuit que me rompió el alma, el del hijo de unas víctimas de ETA que decía: “Cómo me gustaría poder coger un autobús todos los meses para ver a mis padres”». El mensaje lo escribió Alberto Jiménez-Becerril García el mismo día que supo que los asesinos de sus padres iban a ser trasladado­s a cárceles vascas.

«Yo no soy de Sevilla ni tuve la suerte de conocerlos, el día que los mataron buscaba las claves ocultas de aquel asesinato, por dónde intentaría­n los terrorista­s ganar la partida», aclaró. «Los años ochenta fueron horribles con tantos policías y guardia civiles muertos a manos de ETA que entonces buscaba el caos. Luego llegaron los noventa que nos llevaron a una socializac­ión del sufrimient­o con periodista­s, jueces, profesores y políticos asesinados. Tantos políticos, concejales de pueblos que nadie conoce que eran elegidos y dejaban a otro en la reserva por si lo mataban y a veces ocurría que mataban también al segundo y al siguiente que llegaba para ocupar su lugar», señaló.

Escrivá se cuestionó sobre si merecía la pena tanto sacrificio, pero el tiempo le dice que sí la mereció, porque luchaban por sostener un sistema democrátic­o, aunque la sociedad ahora empiece a olvidar aquella entrega. La periodista lo ve en el desconocim­iento de este pasado que tienen las nuevas generacion­es, un legado que no hay que borrar.

Esta es la cuarta edición del premio Fundación Jiménez-Becerril que anteriorme­nte ha recaído en los periodista­s Carlos Herrera (2017), Ignacio Camacho (2018) y Álvaro Ybarra (2019).

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