ABC (Sevilla)

«Proponer a De Prada era una forma sencilla de torpedear el pacto»

Impulsor de los acuerdos con los que el Poder Judicial ha plantado cara al Ejecutivo, Macías se muestra preocupado por el asalto al órgano de gobierno de los jueces con la última reforma

- José María Macías Vocal del CGPJ NATI VILLANUEVA MADRID

Dos años y tres meses después de que haya vencido el mandato del Consejo General del Poder Judicial, los vocales deshacen las maletas sin previsión de que a corto plazo se reanuden las negociacio­nes entre Gobierno y PP. Preocupado­s por las injerencia­s del Ejecutivo y Legislativ­o, y molestos con la reforma que limita sus funciones, el CGPJ estudia la posibilida­d de llevar este ataque al Tribunal Constituci­onal. El vocal José María Macías, magistrado en excedencia y abogado, no oculta su preocupaci­ón por la deriva de la situación política actual, de involucion­ismonismo claro.

—Parece que a la tercerara no ha sido la vencida... ¿Cree que e se renovará algún día el l CGPJ?

— Así es, lamentable­men- te, a la tercera no ha sido o la vencida, pero en las tres s ocasiones en las que los s negociador­es se han sentado a hablar, el acuerdo ha estado muy cerca. Si esta vez fracasó es porque Podemos se empeñó en una propuesta que sabía inaceptabl­e para la otra parte, antes incluso de formularla. Proponer a José Ricardo de Prada fue una forma sencilla de torpedear el pacto. El sistema actual exige actitud de consenso, y eso es algo tremendame­nte difícil de conseguir si hay elementos dedicados a impedirlo.

—¿Cómo afecta a la actividad del Consejo la reforma que limita sus funciones?

— La reforma es intolerabl­e en su concepción y en también sus efectos. Alguien ‘ha pensado’ que para solucionar un problema (la falta de acuerdo en la renovación) lo mejor es causar otro mucho más grave, perjudican­do el buen funcionami­ento de la Administra­ción de Justicia para poder culpar a la otra parte negociador­a de que no se solucione ese problema. Ignoro quién es el diseñador de esa estrategia, pero se me hace evidente el nivel de su compromiso con la defensa del interés general de los españoles: ninguno.

—¿Qué pretende hacer el Consejo con el informe jurídico que ha encargado a su gabinete técnico?

— De momento, precisar el alcance de la reforma para meditarla en todas sus consecuenc­ias. Con su resultado, podemos desde no hacer nada a plantear un conflicto constituci­onal de atribucion­es. Entiendo que lo más claro sería un recurso de inconstitu­cionalidad, pero eso es algo para lo que el Consejo carece de legitimaci­ón.

—¿El interés de los políticos con los nombramien­tos nombramien no perjudica a la imagen del órg órgano?

— Lamentable­mente, es asasí. Hacer los nombrammie­ntos para los altos cacargos judiciales no es sesencillo. No es tan simple cocomo afirmar que el canddidato más antiguo es el mejor y que toca nombrarlo. Ese no es el sistema de nuestra Ley y el conjunto de elementos, a tener en cuenta para llevar a cabo un nombramien­to, es complejo. La actitud irresponsa­ble de algunos sectores de la clase política con sus planteamie­ntos consiguen trasladar a la opinión pública la impresión de que toda esa complejida­d se reduce a nombrar a los candidatos por simples influencia­s y eso es algo que, sencillame­nte, no es cierto.

—Los últimos nombramien­tos del CGPJ salieron adelante con mayorías históricas ¿Fue un acto de rebeldía hacia el Ejecutivo?

— Yo no hablaría de rebeldía. Difícilmen­te puede haber rebeldía en el cumplimien­to legítimo de las funciones que atribuye la Ley, pero sí fue una lección que era necesario que algunos aprendiera­n, y especialme­nte el ministro de Justicia, cuya gestión del conflicto derivado de la falta de renovación no se ha caracteriz­ado por sus aciertos. Des

«Activar la reforma de las mayorías supondría el final de una Justicia independie­nte»

pués de la metedura de pata que fue impedir a su Majestad que acudiera a la entrega de despachos a los nuevos jueces, y las insólitas tonterías que se dijeron para justificar su ausencia, el ministro cometió la torpeza de afirmar que el Consejo estaba ‘en descomposi­ción’. Era necesario que entendiera que se había equivocado.

—Este Consejo ha afrontado situacione­s que ningún otro Consejo había vivido antes: injerencia­s del Ejecutivo, desplantes del Legislativ­o... ¿Le preocupa esta situación y que en la tribuna del Congreso se hable de togas franquista­s?

—Me preocupa mucho, muchísimo en realidad. En la Europa del Este se están produciend­o fenómenos de lo que se conoce como ‘backslidin­g’, de involución lenta o progresiva de las garantías propias de los sistemas democrátic­os liberales en contextos de gobiernos de partidos o movimiento­s populistas que no aceptan el sistema de contrapeso­s propios de las democracia­s avanzadas. Esos fenómenos de ‘ backslidin­g’ suelen poner en el punto de mira al poder judicial, precisamen­te porque su función es asegurar la efectivida­d de las garantías que esos partidos quieren suprimir. El sur de Europa no es inmune a esos fenómenos. También aquí tenemos partidos y movimiento­s populistas que, si tienen opciones de gobierno, plantean el riesgo de contagiar a sus socios. La ocupación política de una Fiscalía General del Estado o la injerencia en las funciones básicas que la Constituci­ón atribuye en exclusiva y sin limitacion­es al CGPJ, como ocurre con los nombramien­tos son, en mi opinión, preocupant­es manifestac­iones de ‘backslidin­g’.

—¿Cree que el actual sistema de nombramien­to del Consejo ahonda en esa imagen de politizaci­ón que se tiene de este órgano?

—Creo que es imprescind­ible que los vocales judiciales sean elegidos por sus pares. La realidad se impone: es inasumible e imposible mantener el actual sistema de nombramien­to, que está en la base de todos los problemas que padece el Consejo.

—Si PP y PSOE no logran un acuerdo, es posible que el Gobierno y sus socios reactiven la reforma que modifica las mayorías ¿Qué supondría esto?

—Supondría el punto y final de una Justicia independie­nte. Nos situaría a la par de los peores populismos antisistem­a.

La reforma que prohíbe los nombramien­tos «es intolerabl­e en su concepción y en sus efectos»

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ISABEL PERMUY José María Macías, vocal del Consejo General del Poder Judicial
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