Los gibraltareños estrenan normalidad con el temor aún metido en el cuerpo
Londres vacuna al 70% de la población en el Peñón, que ya no tiene que usar mascarillas
Solo unos metros separan La Línea de la Concepción (Cádiz) de Gibraltar. La Verja que antaño representó un muro infranqueable se ha convertido ahora en símbolo de esperanza a este lado. Gibraltar, con una población de 33.700 habitantes, es el espejo donde mirarse para conocer cómo será la ‘nueva normalidad’ cuando se alcance la inmunidad de rebaño en España. El domingo –últimos datos disponibles al cierre de esta edición– habían sido inoculadas en el Peñón 58.756 dosis de la vacuna de Pfizer y eran 27.662 las personas inmunizadas. Entre ellas hay más de 2.300 trabajadores transfronterizos, la mayoría españoles.
Con el 70% de la población inmunizada, Gibraltar disfruta de esa normalidad tan ansiada por el resto de la humanidad. Las mascarillas no son obligatorias en espacios públicos –sí en espacios cerrados y el transporte público– y no hay toque de queda. Bares y restaurantes pueden cerrar a las dos de la madrugada y las reuniones de más de 16 personas no están permitidas.
Alivio y cautela a pares
Los gibraltareños respiran ya mucho más aliviados aunque persisten el temor al Covid-19, que ha dejado 94 muertos en la colonia británica, el miedo al contagio y las dudas sobre cuánto tiempo durará la eficacia de la vacuna y si se será eficaz con las nuevas cepas.
En Casemates, la plaza con más vida de Gibraltar, mucha gente va sin mascarilla. Allí está Sussane, una sanitaria gibraltareña ya vacunada. En una mezcla única de castellano e inglés, cuenta sus impresiones: «Hemos vivido un año con muchos retos y hay sido muy estresante. La última ola ha sido muy dura por tantas muertes como hemos tenido, pero ahora podemos salir sin mascarillas. Sentir el aire en la cara y poder tomar un café con churros o con tostadas con tu familia es una alegría».
El Covid-19 también ha dado al traste con el turismo en el Peñón, por lo que la Main Street –la calle principal– está relativamente tranquila. Dentro de un comercio, la mascarilla y el gel hidroalcohólico son obligatorios. José Manuel Rocha es un trabajador transfronterizo. Es de La Línea de la Concepción y tiene 46 años. Aún no se ha vacunado, pero recibirá pronto laprimera dosis de Pfizer –en Gibraltar no se ha administrado la fórmula de AstraZeneca pese a haber sido desarrollada por un laboratorio anglo-sueco–. «Lo hemos pasado muy mal durante este último año, aunque vemos un rayito de luz», cuenta. Durante el recorrido, muchos viandantes van sin mascarilla y grupos de personas hablam animadamente sobre la nueva realidad. Dougas y Bibiane se cubren. «Tenemos aún un poquito de recelo y vamos con mucho cuidado. Nosotros nos hemos vacunado pero seguimos sin poder ver a nuestros hijos, nietos y bisnieto. No nos hemos reunido en Navidad ni en cumpleaños, y así seguimos. No está demostrado que no podamos contagiar, así que hay que tener mucha precaución porque el coronavirus sigue con nosotros. Hay que ir muy poco a poco», comenta este matrimonio.
Julian y Alexandra se confiesan aliviados. Caminan de la mano y sin mascarillas por Main Street. Tienen 19 y 17 años. Son la imagen de la felicidad y de la esperanza, de todo lo bueno que está por llegar si el Covid-19 y las vacunas lo permiten.
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