España, ante la selección de un país al que no reconoce
El combinado nacional recibe mañana a Kosovo, estado al que el Gobierno no valida como independiente, obligado por las estrictas normas de la FIFA
odo comenzó con un tuit, el pasado 9 de marzo, en el que la Federación española anunciaba la próxima lista de Luis Enrique para los siguientes compromisos de la selección. Y citaba a los rivales: Grecia, Georgia y «territorio de Kosovo». Ese «territorio de...» chirriaba a distancia por su singularidad, pero fue la fórmula elegida por el Gobierno para que la RFEF evitara tratar de igual a igual a Kosovo, un estado al que se niega a reconocer desde que declarara su independencia de forma unilateral en 2008.
La polémica, en realidad, comenzó a gestarse en diciembre del año pasado, cuando el exmadridista Rafael Van der Vaart extrajo del bombo 5 la bola de Kosovo. Le había correspondido el grupo A, pero al encontrarse ahí Serbia, el país del que se independizó, fue enviada de forma automática al B, el de España. El cruce obligaba a ambas selecciones a verse las caras por primera vez sobre un terreno de juego. Una vez más, se puso en marcha la maquinaria diplomática. Pese a que Arancha González Laya, ministra de Asuntos Exteriores, dijo que el partido no interfería en las normas del derecho internacional en materia de reconocimiento de estados, comenzaron a salir precedentes que ponían en duda esa supuesta benevolencia. Además, la Federación kosovar de fútbol reaccionó con virulencia. Querían garantías de que no iban a ser tratados de forma distinta a cualquier otra selección y de que su himno y su bandera serían exhibidos sin problemas en el Sánchez Pizjuán. De no ser así, amenazaban con no jugar.
En el recuerdo kosovar estaba lo ocurrido en noviembre de 2018, en Madrid, cuando una delegación con trece de sus mejores karatecas tuvieron que competir en el Mundial como neutrales, bajo bandera internacional, ante la negativa de España a exhibir los símbolos de Kosovo. Pocos meses después, era la propia Federación Española de Fútbol la que renunciaba a organizar una de las fases de clasificación del Europeo sub 17 para no recibir a Kosovo. La UEFA tuvo que montar el campeonato en la localidad suiza de Nyon, donde tiene su sede, pero obligó a España a correr con los gastos de un torneo donde también participan las se
Tles fueron quitando derechos poco a poco... Se les mataba simplemente por ser de origen albanés. Y cuando el conflicto entró en la década de los noventa, con la llegada de Milosevic, fue muchísimo peor».
Con todo, los diferentes gobiernos se han resistido siempre a dar pasos de acercamiento hacia Kosovo y supedita el reconocimiento a un acuerdo con Serbia que, a día de hoy, aún está lejos de producirse. Pero en el apartado deportivo, España lleva las de perder. El Comité Olímpico Internacional (COI) ya llamó seriamente la atención a las autoridades con el caso de los karatecas, amenazando incluso con sanciones. De aquella negociación salió una resolución firmada en la que España se comprometía a proporcionar a las delegaciones deportivas de Kosovo que compitan en España el correspondiente visado, además de autorizar el uso de los símbolos nacionales propios, himno y bandera».
Las reglas del partido de mañana en Sevilla las impone la FIFA, que ha sido estricto respecto al trato que debe recibir Kosovo. Gobierno y federación están atados de pies y manos. «La FIFA no deja de ser una asociación privada con registro en Suiza», explica Toni Roca, director del Sports Law Institute y especialista en derecho deportivo. «Si España quiere jugar el Mundial debe atenerse a sus normas, no hay más». Roca, además, cree que el Gobierno se equivoca al cuestionar la legitimidad del deporte kosovar: «No hay que mezclar cuestiones políticas con el ámbito del deporte. La mitad de la comunidad internacional no reconoce a Kosovo, pero por jugar un partido de fútbol no le das más o menos legitimidad».
«Kosovo no es comparable a Cataluña o el País Vasco, eso lo dicen los propios kosovares»
«Si España quiere ir al Mundial debe atenerse a las normas de la FIFA y jugar, no hay más»