ABC (Sevilla)

Muere Julen Madariaga, uno de los fundadores de ETA

Los asesinatos de Ordóñez y Goikoetxea le llevaron a pedir el final del terrorismo

- DAVID GUADILLA BILBAO

Julen Madariaga, uno de los fundadores de ETA, falleció ayer a los 88 años tras una larga enfermedad. Tras militar durante años en Herri Batasuna, abandonó la formación después de que esta no condenase el asesinato de Gregorio Ordóñez y apoyó la creación de Aralar. En una entrevista hace justo cuatro años afirmaba: «He dudado mil veces si hicimos bien fundando ETA».

Madariaga fundó la banda en 1959 con un grupo de jóvenes nacionalis­tas, entre ellos José Luis Álvarez Enparantza, ‘Txillardeg­i’, críticos con la, a su juicio, tibia actitud del PNV en la resistenci­a contra Franco. Nació en Chile, donde su familia había emigrado, aunque a partir de los diez años se trasladó a Bilbao, informa ‘El Correo’.

Estuvo procesado en el juicio de Burgos en rebeldía y a finales de los ochenta fue condenado por la Justicia francesa por colaboraci­ón con banda armada a raíz de la operación Sokoa. La pena fue de cuatro años de cárcel y cinco de prohibició­n de residir en Francia, adonde se había trasladado y donde residía desde hacía años. De hecho, tenía la nacionalid­ad gala. Vivía en un caserío en Iparralde, entre Senpere y Ainhoa.

Madariaga tuvo un papel clave en los primeros años de la banda, aunque enseguida fue adquiriend­o más un valor simbólico que operativo. De fuertes creencias abertzales, siempre se situó en el lado de los que apostaban por imprimir a la banda un carácter más nacionalis­ta que de izquierdas.

Su alejamient­o de ETA fue progresivo y alcanzó su punto de inflexión tras los asesinatos a mediados de los noventa de Ordóñez y del sargento mayor de la Ertzaintza Joseba Goikoetxea. Para entonces, Madariaga ya era partidario del fin de la violencia. Tras la ruptura de la tregua de Lizarra se sumó al proyecto impulsado por Patxi Zabaleta de crear Aralar. Cuando en 2017 la organizaci­ón anunció el desarme afirmó que tenía que haber dejado las armas «hace mucho». «Es posible que sea tarde, pero si en un momento dado puede poner fin a las víctimas que está causando, pues mejor», sostenía.

Rechazo a la violencia

A pesar de su rechazo a la violencia durante los últimos años de su vida, tampoco era especialme­nte crítico con la decisión de haber fundado ETA. «Muchas veces me he planteado de una manera dura si lo que hicimos fue la mejor manera de conseguir lo que queríamos. He dudado mil veces de si lo que hicimos estuvo bien. Es un acto filosófico. Me pongo en duda a mí mismo. No sé... Se generó un ciclo de violencia que desafortun­adamente ha provocado víctimas. Desgraciad­amente es así», afirmaba. Tampoco era partidario de que los miembros de la banda pidiesen perdón. Las reacciones no se hicieron esperar. Zabaleta dijo que Madariaga «tenía claro que el nacionalis­mo es plural» y necesita «una lucha dialéctica».

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EFE Madariaga, en una de sus últimas imágenes

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