Raúl Castro confirma que entrega la dirección del país
En la lectura del Informe Central al VIII Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC), iniciado este viernes, el general de Ejército Raúl Castro, actual primer secretario del Comité Central del PCC, confirmó que entregará la dirección del país a la nueva generación de funcionarios. «En lo que a mí se refiere, concluye mi tarea como primer secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba con la satisfacción de haber cumplido y la confianza en el futuro de la patria, con la meditada convicción de no aceptar propuestas para mantenerme en los órganos superiores de la organización partidista, en cuyas filas continuaré militando como un combatiente revolucionario más, dispuesto a apostar mi modesta contribución hasta el final de la vida», aseguró.
«Nada me obliga a esta decisión – continuó–, creo fervientemente en la fuerza y el valor del ejemplo, en la compresión de mis compatriotas y, que nadie lo dude, que mientras viva estaré listo y en el estribo para defender a la patria, la revolución y el socialismo».
Aunque aún no se ha confirmado, se supone que el nuevo dirigente del PCC sea Miguel Díaz-Canel, actual presidente del Consejo de Estado, al que elogió.
Según rememoró, el actual Congreso se realiza al cumplirse el aniversario 60 de la proclamación del carácter socialista de la Revolución, tras la invasión por Playa Girón (Bahía de Cochinos). Si a alguien le quedaba dudas de si en el Congreso se establecerían aperturas económicas y sociales, en las palabras de Castro se elimina toda idea de ello, pues refirió la necesidad de continuar con el carácter centralizado de la planificación y con el modelo socialista de producción, o sea, cero libertades de mercado, elemento necesario para rescatar al país de la crisis. «Igualmente, se requiere consolidar el proceso inversionista sobre la base de su integralidad sin espacio para las chapucerías y la improvisación, potenciar la productividad y la eficiencia en el desempeño del sector estatal de la economía (…), al tiempo que se flexibilizan e institucionalizan las formas de gestión no estatales», señaló.
Como es costumbre en la cúpula militar cubana, el discurso de Castro estuvo marcado por un carácter belicista, antimperialista y de victimización del pueblo y del Gobierno. Castro manifestó gran preocupación por las sanciones internacionales, fundamentalmente por las de EE.UU., que en los últimos años las ha aumentado sobre el régimen de La Habana.