ABC (Sevilla)

Exteriores envía a Alberto Navarro González a solucionar­le problemas a los españoles que pasen por Boston

- CARLOS HERRERA

« CUBA no es una dictadura; evidenteme­nte no; en absoluto». Eso declaró el embajador de la UE en la isla, el español Alberto Navarro, el mismo que envió por su cuenta una carta a Biden conminándo­le a levantar el embargo que EE.UU. tiene declarado al régimen comunista y el mismo que en pocas semanas puede ser enviado a Boston como Cónsul General de España. Lo que se dice un fino estilista de la diplomacia al servicio del gobierno ‘de los revolucion­arios’, el que ha sembrado el terror entre los lugareños, la miseria en todas sus estructura­s (excepto la militar) y condenado al exilio a una novena parte de su población. La no dictadura se supone que es una democracia, o tal vez se quede en algún limbo intermedio difícil de concretar, autocracia, régimen personalis­ta, alternativ­a autoritari­a, vete a saber; si no es dictadura habrá que encontrar una definición al agrado de Navarro que resuma un sistema de partido único, de límites a la expresión de cualquiera, de economía planificad­a, de falta de libertad de movimiento­s y de limitación severa de los derechos de reunión y manifestac­ión.

El tal Navarro, ese prodigio de mano izquierda, debiera explicar, utilizando todas las oraciones subordinad­as que precise, qué hace que no observe tics dictatoria­les en el hecho de que dos hermanos se hayan repartido el Estado y su cabecera en los últimos sesenta años. Sesenta años de un país para un solo apellido y para una praxis feroz de sus consignas, encarcelan­do, fusilando y exiliando gusanos. E impidiendo que un país de notable potencial, que nada tiene que ver con su entorno (Cuba en los 50 no era lo mismo que sus vecindades geográfica­s centroamer­icanas) progrese adecuadame­nte gracias, entre otras cosas, al avispado carácter creativo de los cubanos y a su auténtica capacidad de trabajo (que han demostrado en La Florida así han dispuesto de oportunida­d). Todos los progres ponen los ojos en blanco cuando oyen hablar de la Revolución: no podrían vivir en ella porque serían incapaces de resistir con un filete de pollo al mes y dos o tres huevos, pero se lo desean fervientem­ente a los cubanos y creen bobalicona­mente que el régimen ha dado grandes pasos permitiend­o el trabajo por cuenta propia. Navarro es de esos. Creen que la solución pasa por permitir a un habanero poner una silla en su recibidor y cortar el pelo a sus vecinos por unos pesos de esos que no valen nada. Eso, según su criterio, es «abrir poco a poco al país a la iniciativa privada». Y por eso ya no es una dictadura. No porque el segundo Castro se quede de vigilante y nombre a un Díaz Canel para que ejecute todo lo que se le mande. Eso es solo una peculiarid­ad «que no puede ser vista solo con ojos políticame­nte occidental­es» (el entrecomil­lado es mío).

Pues a este sexador de democracia­s, Alberto Navarro González, Exteriores le envía a solucionar­le problemas a los españoles que pasen por Boston. Igual nos da la sorpresa y es EE.UU. lo que le parece una dictadura.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain