El PSOE encalla en su búsqueda del centro y gira a la izquierda
Los socialistas apenas captan voto de Cs mientras se multiplican el resto de fugas
El PSOE se aferra a una carambola aritmética: al lastre que para la candidatura de Isabel Díaz Ayuso pueden representar los votos de Ciudadanos y a un aumento de la movilización en el bloque de izquierdas para llegar a la Puerta del Sol. Tras una campaña electoral que se está complicando día a día para los socialistas, la candidatura de Ángel Gabilondo entra en una nueva dimensión.
Los socialistas, cuya campaña se teledirige desde La Moncloa, ven en el debate el punto de inflexión para cambiar el ritmo. Desde luego lo necesitan. La estrategia de buscar a los votantes huérfanos de Ciudadanos ha tocado techo. No ha funcionado. El candidato socialista lo solemnizó en el debate con ese «Pablo, tenemos doce días para ganar las elecciones». El PSOE, no obstante, matiza que no hablan de una coalición, Podemos entiende lo contrario, sino de abrirse a que Iglesias apoye su investidura si el tripartito de izquierdas suma. Gabilondo deja por tanto atrás su «con este Iglesias no» con el que abría la precampaña hace unas semanas. Y lo justifica en que Cs, empeñado en cerrar su imparable hemorragia hacia el PP, ha rechazado el acuerdo con el PSOE y Más Madrid que deseaba Gabilondo.
Ese rechazo de Edmundo Bal efectivamente existe. Forma parte de su intento de salvación. Ayer Gabilondo solemnizaba sin rubor esta «nueva orientación», así la llamó, para su campaña: «Hago una llamada a la izquierda. Querido Pablo, confío en que apoyes un Gobierno para parar el Gobierno de Colón». Este movimiento no tiene que ver con la negativa de Bal, porque los socialistas van a «seguir recordando», explican desde la candidatura, que Ciudadanos solo va a pactar con el PP. Por si quedase algún despistado. Pero en lo que resta hasta el 4 de mayo el objetivo es otro. Los socialistas evidentemente no presentan este giro estratégico como una improvisación sino como una «segunda fase» de esta larga campaña. Fuentes socialistas explican que se ha cerrado una primera fase de la campaña, en la que apostaron por el mensaje de «gobernar en serio» y en la que el objetivo claro era lograr votos del descalabro de Ciudadanos. Los socialistas creen que van a captar unos 40.000 votos de la formación naranja. En torno a un 7% de sus votos en 2019. Aunque los datos brutos del CIS publicados ayer rebajan esa captación al 3,3%. La mayoría se irá haciendo del PP, reconocen.
Y desde esa convicción de que esa etapa está amortizada los socialistas quieren que el debate sirva para que la campaña adopte «un comportamiento más tradicional». En la que el objetivo es movilizar a la izquierda. «El debate lo ganó la izquierda para la izquierda», explican desde la sala de máquinas del PSOE. Interpretan que se desarrolló en un contexto que servirá para movilizar a la izquierda porque la derecha ya está movilizada. Los socialistas cifran en 200.000 electores los que deberían activar para el bloque progresista para poder dar la vuelta a las mayorías en la Asamblea de Madrid.
El CIS publicado ayer ya anticipa que esa movilización se estaría produciendo. Pero todavía lejos de la derecha. Los votantes de PP y Vox que irían a las urnas con total seguridad superan el 90%. Pero en dos semanas se ha recortado la diferencia con los del PSOE (85%) y Más Madrid (83%). Unidas Podemos tiene niveles similares a la derecha, pero son menos numéricamente.
Fugas en todas direcciones
Esta es la única comparativa que en dos semanas ha mejorado para el PSOE. Atendiendo a las matrices de transferencia de voto de la encuesta del CIS las noticias no son buenas. Los socialistas tienen un saldo negativo de transferencia de voto con todos los partidos, salvo con Ciudadanos. Pero incluso en el cara a cara con la candidatura de Bal los datos son peores que hace dos semanas. Y son estos datos los que se traducen en el descenso del PSOE en los sondeos, que incluso recoge el CIS, que le otorga tres puntos menos en intención directa de voto, que luego se traducen en dos puntos menos en estimación de voto y entre dos y cuatro escaños menos que hace dos semanas.
El giro a la izquierda pretende sacar de la indecisión al 21,9% de los votantes que apostaron por el PSOE en 2019. Y por extensión al 19,6% de los de Más Madrid y al 17,9% de los de Unidas Podemos. Los votantes del PP y de Vox tienen niveles de indecisión por debajo del 7%.
La gran pregunta es si este giro o segunda fase no llega demasiado tarde. Porque el magro botín de llevar la nave hacia el centro ha provocado daños en el casco izquierdo. Y no son menores.
El PSOE está cediendo votos en todas direcciones. Pero la fuga es especialmente acelerada hacia la candidatura de Mónica García. Sumando y restando los electores que se intercambian entre uno y otro partido, los socialistas estarían perdiendo ante Más Madrid unos 64.000 votos. Este mismo ejercicio arrojaba hace dos semanas un saldo negativo de 19.000 votos. Es decir, la tendencia se ha acelerado. Con Unidas Podemos el saldo es negativo en unos 15.000 votos. Una pérdida neta hacia su izquierda de más de 80.000 votos. Estas pérdidas por la izquierda no se compensan por el otro lado, sino todo lo contrario. Con el PP también hay una fuga importante y tendría un saldo negativo de unos 52.000 votos. Esta fuga por la derecha es mucho mayor que el saldo positivo de apenas 17.000 votos que obtiene con Ciudadanos.