‘Efecto Madrid’
recuerdan que en esta nueva realidad fragmentada tanto el PP como el PSOE han gobernado regiones después de cosechar sus peores resultados. Y ponen de ejemplo sin ir más lejos a Díaz Ayuso en los comicios de 2019. Desde algunas federaciones socialistas vienen advirtiendo estos días que un muy mal resultado este martes no debe tomarse como un termómetro real de la salud del partido, sino que debe interpretarse como reflejo del «mal sistémico del partido en Madrid», dice un dirigente. «Pero evidentemente es un mal síntoma», reconoce un presidente autonómico en conversación con este diario.
Estancamiento
La legislatura va a tomar otro cariz pase lo que pase esta noche. Una sorpresa en forma de gobierno de izquierdas se interpretaría como un respaldo a la coalición de Gobierno y complicaría las cosas en la derecha. Si los sondeos se cumplen y el PSOE no es capaz de alcanzar el Gobierno en la Comunidad de Madrid, Pedro Sánchez va a entrar en una fase diferente. Lo cierto es que, a excepción de las elecciones catalanas, tras el ciclo electoral de abril-mayo de 2019 los resultados del PSOE apuntan desde entonces a un estancamiento descendente: así sucedió en la repetición electoral de noviembre de 2019, en las elecciones vascas y gallegas de 2020 y sucederá en estas madrileñas, independientemente de la aritmética del conjunto del bloque.
Y, sin embargo, la sensación generalizada ha sido de control absoluto de la acción política por parte del PSOE. Y eso era así porque la situación de sus contrincantes era peor a la suya. Pero el reagrupamiento en la derecha a partir de la absorción de buena parte del escenario de Ciudadanos por parte del PP cambia la partida. La relación con la derecha en su nueva distribución es fundamental para el relato gubernamental. Los socialistas han construido toda su campaña agitando el temor de