Acierto seguro
«Su evolución hasta lo que hoy son, ha sido pausada, pensada y acertada. No han tenido prisa, pero tampoco se han quedado quietos»
Lo que comenzó como una pequeña charcutería de barrio donde ofrecer los cuidados productos que la familia Domínguez seleccionaba en toda España, se convirtió – sin pretenderlo – en uno de los establecimientos que contribuyeron al boom de todas esas que han pasado sin pena ni gloria por nuestra ciudad. Pero Keycha no tiene nada de neo: el nombre – al igual que el gusto por lo real y auténtico – lo heredaron del establecimiento que regentaban sus padres en la calle Asunción, allá por los 80. Nacieron como tienda, con un pequeño servicio de barra y un par de mesas, y en poco tiempo se convirtieron en la charcutería por excelencia de Nervión. Su evolución hasta lo que hoy son, ha sido pausada, pensada y acertada. No han tenido prisa, pero tampoco se han quedado quietos.
Hoy en día mantienen la barra con gran vitrina de producto en uno de los dos salones en los que se divide su interior pero, sin duda, la guinda la pone la tarima que han incorporado en el exterior, convirtiendo la pequeña acera en una cuidada terraza. Si a todo esto sumamos una variada carta de ibéricos y quesos, laterío del bueno, algún guiso, buenas carnes ibéricas y tapas algo más elaboradas, con un servicio más que correcto en un espacio que brilla por su higiene -tan demandada en estos días-, nos queda uno de esos sitios que nunca falla.
Tras una casi obligada media ración de de Castro y
jamón ibérico
González (Guijuelo) perfectamente cortada y que nunca falla, nos llega una lata de de buen tamaño sin ser los gigantes que no saben a nada, sabrosos y solo mejorables si se meten dentro de un buen pan – como el que ellos sirven - a modo de bocadillo de media mañana. Se nos antoja, al verla pasar, una tapa de tierno a taquitos y un plato de
bueno a pesar de no ser tiempo de tomates. Y es que, si se riega con buen aceite, todo luce más. Mejorables en porte las aunque ricas y bien presentadas sobre pan con salmorejo, y es que aquí cuidan la presentación de todos sus platos sobre vajilla blanca de toda la vida. La
rustida, al corte, no tiene competencia y, sin embargo, no termina de entusiasmarnos la combinación de las alcachofas con crema de queso. El mágico fin de fiesta llega de la mano de buen queso, un
servido con membrillo, y ante el que nos descubrimos.
El «placer ibérico» del que hacen gala en su apellido es una realidad en este establecimiento. Todo el producto que tienen al corte o envasado es bueno, al igual que su oferta de vinos. Quizás se tienen que esmerar, y centrarse en pocos, pero cuidados platos, para que la parte de cocina esté a la altura de su primigenia oferta.
sa ibérica mejillones, anchoas, salchichón ibétomarico te con aceite, sal y melva, moneu asturiano, preGa* Por motivo del COVID-19, es conveniente confirmar horarios antes de acudir