Echar a Sánchez y la pandemia aplazan debates ideológicos profundos
Alguien debería estudiar, si puede estudiarse, cómo ha evolucionado el votante que se fue del PP a C’s y ahora retorna. ¿Piensa lo mismo? ¿Ha cambiado esa persona en su pasar de Rajoy a Rivera y de Rivera a Casado?
Escribo Casado aunque se haya votado a Ayuso o Feijóo, porque de Casado es el PP y suyo es el viraje al centro, que tan abruptamente empezó y va cogiendo velocidad. ¿No parece el PP a veces un C’s con pulseritas?
Por eso la victoria de Ayuso ha provocado un regocijo liberalio expresado en fórmulas como ‘modelo Ayuso’, ‘modelo liberal’ o ‘sociedad abierta’, biensonantes pero de significado poco claro.
Este relanzamienzo liberal se apoya en dos reclamos para coger fuerza. Uno es el ‘echar a Sánchez’, propósito loable, pero expresado como una urgencia tan inaplazable como irreflexiva. Echar a Sánchez, bien, pero, ¿algún cambio respecto a quienes dictan a Sánchez?
El otro es la gestión del Covid. Un gravísimo corto plazo que ha aupado a Ayuso permitiéndole al PP recuperar su eterno atributo de gestión (frente a la gobernanza PSOE).
Pero el Covid a la vez funciona como velo. Parece lejano lo que nos preocupaba antes: la unidad nacional, el Estado autonómico, la deuda, la integración en la UE, lo cultural…. Ahora todo es Covid y ‘liberalismo covidiano’ (contradictorio), aunque todo lo anterior persiste, envuelto en la pandemia: el mudo TC, el cambalache autonómico, o la imposición tecnocrática de ideología y depauperación (peajes y resiliencias varias). El Covid provoca a la vez amnesia y aceleración.
La campaña de Madrid ha sido fratricida y atroz, pero de un modo emocional y epidérmico. No es verdad que estuviesen en juego dos modelos de sociedad. Era mentira. Un maximalismo de eslogan. Los modelos son muy similares. ¿Qué diferencia realmente a Ayuso de Casado y a Casado de Sánchez?
Parecen, más que nunca, responder a la división del mundo que hizo Chesterton entre progresistas y conservadores: el negocio de los primeros es cometer errores; el de los segundos, evitar que se corrijan.