Un joven ingeniero de 95 años
José Luis Calvo Salazar (1926-2021) Fallece en Sevilla el expresidente del Instituto Andaluz de Tecnología (IAT)
El Colegio de Ingenieros Industriales de Andalucía Occidental ha lamentado el fallecimiento de José Luis Calvo Salazar, colegiado desde 1971 y decano de dicha corporación entre los años 1977 y 1989, presidente del Consejo General de Colegios Oficiales de Ingenieros Industriales entre 1986 y 1989. Posteriormente, entre 1991 y 1995, ocuparía la presidencia de la Federación de Asociaciones de España y fue Premio Nacional de Ingeniería Industrial en 2016, en la categoría de Contribución al Prestigio de la Ingeniería Industrial. Calvo Salazar estuvo dedicado intensamente a la actividad colegial durante muchos años y vivió al frente del colegio los años de transición política en España.
Durante su paso por estas instituciones su objetivo fue el de «contribuir al desarrollo de la ingeniería industrial y a la divulgación de la profesión fomentando por ejemplo el nacimiento de los centros tecnológicos AICIA y del Instituto Andaluz de Tecnología, referente estandarte de la profesión», como se diría cuando recibió el Premio Nacional en 2016. También la Asociación de
Investigación y Cooperación Industrial de Andalucía (AICIA) se ha hecho eco del fallecimiento del que fuera socio fundador y miembro de la Asamblea General hasta su fallecimiento. Calvo Salazar fue, desde su posición como decano del Colegio de Ingenieros Industriales de Andalucía Occidental, uno de los grandes impulsores en la creación del Centro Tecnológico AICIA. José Luis Calvo Salazar nació en Logroño en 1926, aunque llegó a Sevilla en el año 1971 para dirigir la fábrica de Explosivos Rio Tinto en Tablada. Antes, en 1957, había contraído matrimonio en Logroño con María Luisa Azpeitia Palomo -quien fue profesora en el colegio de las Irlandesas de Bami hasta su jubilación- y tuvieron seis hijos. Su familia siempre fue un punto de encuentro de familiares y amigos. Durante todos estos años mantuvieron su residencia en la capital andaluza. Amante del mar, compartió sus veraneos entre el Atlántico, en el Puerto de Santa María, y manteníendose en contacto con sus origenes familiares en Castro Urdiales en el Cantábrico.
Sus amigos destacan su gran sentido del humor, inteligencia y simpatía. Gran observador, su curiosidad siempre estuvo despierta por todo aquello que le rodeaba con el paso de los años. Descanse en paz.