EN EL NUEVO GOBIERNO
La drástica remodelación del Gobierno que ha hecho Pedro Sánchez ha puesto en evidencia que el pacto con los radicales de izquierdas y los independentistas vascos y catalanes es de las pocas cosas que siguen vigentes en España, donde ya no están a salvo ni los sanchistas de primera hora. A los de Podemos ni tocarlos. Y a los catalanes un nuevo ministerio, el de Transportes. Por contra salen dos ministros andaluces del Ejecutivo: Carmen Calvo y Juan Carlos Campo, el encargado de arbitrar los indultos a los presos del procés. Aunque ninguno de los dos haya ejercido de andaluz en el Gobierno, especialmente Campo, lo cierto es que el PSOE de Andalucía cada vez pinta menos en el partido pese a ser la federación más numerosa de todas y la que ha reportado en el pasado los mayores éxitos electorales. Lo que más conviene a Sánchez para mantenerse en la Moncloa es reforzar la presencia catalana en el Ejecutivo y los socialistas andaluces deberán esperar a tiempos mejores.
Tras sacrificar a sus ministros más fieles Sánchez se queda ya sin nadie que le guarde las espaldas y mucho menos que esté dispuesto como Iván Redondo a tirarse por un barranco para salvarle. Ahora encarará la fase de recuperación económica si logra controlar la pandemia más aislado que nunca pese a contar con el Gobierno más numeroso de la democracia. Las encuestas deben ser tan poco halagüeñas para el presidente que ha convertido lo que iba a ser una crisis de Gobierno en una masacre.