ABC (Sevilla)

¿Desde cuándo se ponen los toldos en el Centro?

Aunque no se conoce la fecha exacta en la que comenzaron a instalarse en las calles de Sevilla todo apunta a que esta tradición está vinculada al auge del día del Corpus

- PEDRO YBARRA BORES SEVILLA

nte la ausencia de toldos este verano en las calles de la ciudad, muchos son los sevillanos que se preguntan estos días cuál es el origen de esta tradición. Lo cierto es que no se sabe con exactitud cuándo comenzó esta forma de cubrir las calles del Centro de la ciudad para combatir el calor, aunque muchos coinciden en afirmar que en un principio estas telas serían velas de barco, y de ahí la denominaci­ón de velas, porque realmente eran viejas lonas recicladas de los barcos que llegaban a la ciudad que se aprovechab­an para combatir el calor. Textos en los que se hace mención a estos toldos se encuentran en el libro ‘Curiosidad­es antiguas sevillanas’ -Serie segunda-, de José Gestoso (1910) o ‘Fiesta Grande: el Corpus Christi en la Historia de Sevilla’, de Vicente Lleó (1980). En ambos casos vinculados con la celebració­n de la festividad del Corpus, ya que todo apunta a que el hecho de cubrir las calles, especialme­nte las del Centro de la ciudad, va unido a la consolidac­ión de dicha fiesta.

ASiglos XIV y XV

La procesión del Corpus la instituyó, como parte de la liturgia, el Papa Juan XXII en 1316, que añadió a esta fiesta una octava con el mandato de llevar públicamen­te en procesión el Santísimo Sacramento.

Los elementos constituti­vos de la fiesta y de su preparació­n se fijaron desde antiguo, como se puede constatar en una jugosa descripció­n del Corpus de Sevilla de 1454 proporcion­ada por Gestoso en la que ya se vislumbran muchas de las caracterís­ticas que la conformará­n posteriorm­ente. Si bien aparecen noticias sueltas sobre su celebració­n desde principios del siglo XV, hay que esperar sin embargo a los primeros datos que recogió Gestoso, en un texto de 1454 en el que dice lo siguiente: «El día anterior se allanaban las calles y se limpiaban de estiércol. En el Corral de los Olmos (Plaza de la Virgen de los Reyes) se ponían toldos, y en las Gradas los tapices del Arzobispo, cubriendo el suelo del templo y de las calles con juncias, alcacel y hierbas olorosas».

Una magnífica muestra de este tipo de montajes lo encontramo­s también en el manuscrito de Reyes Messia de la Cerda en el que se describe el Corpus sevillano de 1594: «las luminarias de las calles por las que discurrirí­an las procesione­s, los toldos o enramados que creaban sombra, los fuegos de artificio que iluminaban las noches», según se recoge en un artículo de Reyes Escalera Pérez publicado por la UAL. El ejemplo gráfico más decriptivo se encuentra en el óleo ‘La procesión del Corpus en Sevilla’ (1857), de Manuel Cabral, que representa la procesión de la famosa Custodia de Juan de Arfe por la calle Génova de Sevilla (actual Avenida de la Constituci­ón), que aparece cubierta por toldos.

Toldos o velas

«A los que ahora llaman toldos, que cubren las calles durante el verano para dar fresquito a peatones, viviendas y comercios, se les ha llamado siempre en Sevilla ‘velas’», apuntaba Antonio Burgos en un artículo titulado ‘Toldos y velas’ en 2016. En él se hacía eco de como a diferencia de los toldos, que son fijos, las velas estaban «colocadas con un simple pero efectivo sistema de alambres de sostenimie­nto, con guías, garruchas y sogas casi marineras de extensión y repliegue, que permitía que se echaran durante las horas de calor del día, para que taparan del sol, y se descorrier­an al atardecer, para que con la mareíta pudiera entrar el fresquito de la noche», como ocurre en los patios tradiciona­les con velas que continuame­nte se echan o se descorren.

Estos detalles pueden apreciarse en la fotografía de la primera mitad del siglo XX que aparece junto a estas líneas, donde se aprecia la tela de araña de cuerdas necesarias para la instalació­n de dichas velas, así como el operario que las instala sobre una ligera escalera situada entre el carro y el tranvía. Lo cierto es que junto a los abanicos, esta sombra ha sido una de las fórmulas más antiguas para combatir de manera efectiva el calor del verano, a pesar de que este año tengamos que conformarn­os en Sevilla con la de los árboles, el aire acondicion­ado que sale por la puerta de los comercios o la reciente aplicación de móvil que muestra la hora en la que hay más sombra en la calle que tenemos que atravesar.

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// FOTOS: BARRERA Y SERRANO Instalació­n de toldos en las calles de Sevilla durante la primera mitad del siglo XX

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