ABC (Sevilla)

No es la economía, es Podemos

- JOHN MÜLLER

Calviño ya ocupa el mismo puesto que Solbes tenía con Zapatero, pero la clave de los cambios es la amenaza que

supone el partido morado

Pedro Sánchez ha dicho que la lógica detrás de su nuevo Gobierno es «consolidar la recuperaci­ón económica». Es cierto que, a la chita callando, Calviño ya ocupa el mismo puesto que tenía Solbes con Zapatero, y dos dirigentes municipale­s del PSOE, jóvenes y desconocid­as, van a renovar la cara de dos ministerio­s con relevancia económica (Transporte­s y Educación). Pero no, la clave de los cambios no está en la economía, aunque la afecten.

Más llamativo resulta que Sánchez prescinda de dos de las tres personas que le llevaron al poder en mayo de 2018: Carmen Calvo e Iván Redondo. La tercera, Pablo Iglesias, hace unos meses que ya no está.

En el caso de Calvo, como en el de Juan Carlos Campo, tildado de «machista» por Iglesias en las primeras escaramuza­s de la ley orgánica de Garantía Integral de la Libertad Sexual, el presidente le ha entregado su cabeza a Irene Montero. En las filas socialista­s no se entiende muy bien por qué Sánchez le ha dado a Podemos este protagonis­mo que creen innecesari­o.

Lo cierto es que el alineamien­to frente al tema del sexo (o género) ha sido clave. Sánchez ha dado la espalda al viejo feminismo socialista y abrazó el feminismo ‘queer’ de Montero. El tuit de Carla Antonelli cargando contra Calvo, fue esclareced­or. Es lo que explica que un ministro tan mal valorado como Marlaska sobreviva y que llegara la magistrada Pilar Llop.

De lo que no cabe duda es que la mirada jurídica del Gabinete –y esto es importante en términos de seguridad jurídica– cambiará con la salida de Calvo y Campo.

Esta victoria de Podemos y el hecho de que Sánchez deje caer a Ábalos, manda un mensaje equívoco a Belarra. La ley de Vivienda está en punto muerto porque Podemos está en la misma actitud intransige­nte que tuvo Iglesias con el salario mínimo. Quieren la ley de alquileres de Colau, nada de estímulos fiscales y sí estrictas limitacion­es. Raquel Sánchez, la nueva ministra y exalcaldes­a de Gavá, se acogió en mayo a la ley catalana para que su municipio fuera declarado zona de mercado tensionado y limitar los alquileres, pese a que la norma ha sido recurrida por el Gobierno que ahora integra.

Tranquiliz­ar a Podemos en esta reorganiza­ción a cambio de proteger a Calviño para que la reforma laboral y la de las pensiones salgan a pedir de Europa solo tiene sentido si Sánchez quiere evitar que lo socaven electoralm­ente en dos años. El presidente sabe que las generacion­es jóvenes de socialista­s están más cerca –en lo del sexo y la Monarquía, por ejemplo– de Podemos que de Calvo. Por otro lado, en el mismo acto Sánchez exhibe incompeten­cia: no fue capaz de convencer a los morados de que era la hora de retirar a Castells o a Garzón. Aunque a Garzón lo blindara él mismo con su exhibición ‘chuletones­ca’ que desvirtuó su hoja de ruta hacia 2050.

La salida más intrigante es la de Iván Redondo. El desastre de Murcia es insuficien­te como explicació­n. Félix Bolaños estuvo mucho más implicado en el fiasco y ahí sigue. La salida de Redondo no es la de un cualquiera. Estamos hablando del tipo que reformó el centro de poder en España, dotándolo de un número de asesores y expertos nunca visto y ampliando su influencia desde el control de la agenda hasta la seguridad nacional. ¿Será capaz Óscar López, expresiden­te de Paradores, de colmar la visión de Redondo? jmuller@abc.es

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