Apelotamientos en el Plan Renove de maquinaria agrícola
Una sensación amarga es la que ha quedado a una mayoría de agricultores en el cierre de la última campaña de hortalizas en Almería, una campaña que deja a los agricultores de tomate unas pérdidas de 25 millones de euros y que deja para sandía y melón unos 75 millones de euros aproximadamente. Se confirma el liderazgo del pimiento como principal producto de la oferta almeriense, al que seguiría la sandía si hablamos de superficie, no podemos decir lo mismo de sus precios. El tomate, por su parte vuelve a perder peso en superficie y también en valor.
Esta situación es preocupante y llama clamorosamente la atención de que a pesar de tener menos oferta, fundamentalmente porque la pérdida de hectáreas, también la vendemos a menor precio. Este descenso del tomate se traduce en el incremento de otras producciones, como ocurre con calabacín, producto ‘refugio’ para muchos de estos agricultores, y que tampoco ha tenido una primavera como para tirar cohetes. Y es que éste, ha sido un año marcado por grandes diferencias e inestabilidad en los precios, con momentos muy complicados de los que ningún producto prácticamente se ha librado.
Que el sector tiene muchos frentes abiertos es algo indiscutible, y que la repercusión de la falta de control a los Acuerdos Comerciales con Países Terceros resulta ya más que una evidencia, un aspecto que debe solucionarse cuanto antes y al más alto nivel. Que el tomate lleva camino de perderse no sólo en Almería o España sino en otros puntos de Europa es una inquietud compartida, y que además se corre el riesgo de ir afectando a otros productos, como calabacín por ejemplo, es una de las ideas que desde Asaja hemos querido lanzar en las reuniones que en este tramo final de la campaña hemos mantenido con los eurodiputados españoles; el tomate está riesgo, sí, pero el riesgo no es exclusivo para estos agricultores.
Es normal que el agricultor se sienta indefenso, indignado también, dispuesto a salir a la calle para denunciar que Europa está manteniendo una doble moral, porque mientras incrementa exigencias por una PAC verde, disminuye el presupuesto y no hace valer los estándares de calidad que exige a sus propias producciones a las que llegan de otras zonas del mundo. Por eso insistiremos para ir haciendo un frente común que defienda nuestro modelo productivo familiar y sostenible. Ahora, cuando vemos que los números de la última campaña no cuadran y muchos empezamos ya a planificar la nueva cosecha tenemos también que planificar las actuaciones que llevaremos a cabo en los próximos meses. Porque la presión no debe parar y debemos ir ampliando frentes para encontrar una solución a uno de nuestros históricos caballos de batalla que tiene a múltiples actores, ya sea Marruecos, Turquía, Sudáfrica o Mercosur, la política comercial debe ser justa y equitativa con la nuestra o poco a poco se irá desmantelando todo un sector estratégico y esencial.
En Andalucía el censo de tractores, con datos de finales de 2020, ascendía a 181.313, el 15,9% del total nacional. Sin embargo se encuentra por debajo de la media española en cuanto a potencia total, con 8,8 millones de kW, frente a los 57,8 acumulados en nuestro país. Destacan Sevilla y Córdoba con más de 35.000 unidades en cada provincia.
Como en el resto de comunidades autónomas, es un parque envejecido. Por ello, hace 15 años se puso en marcha el Plan Renove con los objetivos de mejorar la seguridad de los operarios de dicha maquinaria y ser más eficientes en las labores agrícolas desde la perspectiva productiva y medioambiental. La respuesta ha sido limitada, quedando presupuesto sin gastar, ya que no se incentivaba lo suficiente el cambio de tractores. Por ello se amplió a otro tipo de máquinas, que al final fueron las que coparon esta vía de ayudas.
Ahora en 2021, los 6,5 millones de euros de presupuesto del Plan Renove 2021 volaron en poco más de una hora, cuando el plazo para ello es de tres meses. Se trata de una tendencia que se había generado en anteriores años, en los que el agotamiento de estos recursos ya se produjo a una velocidad extraordinariamente rápida, aunque no tan inmediata como en este convocatoria. Una circunstancia que ya no se puede considerar coyuntural y que debería promover una nueva reflexión de las autoridades ministeriales.
Se pueden extraer varias conclusiones. Por un lado la mencionada necesidad de rejuvenecer la maquinaria agraria y la importancia de revisar los criterios de renovación de tractores para que se incentive dicho cambio. Por otro lado la escasa dotación de recursos públicos para este fin, muy alejados de la demanda real. También la muy cuestionable idoneidad del procedimiento de concurrencia no competitiva para la adjudicación de estos fondos. Esto es, la concesión de ayudas por orden de solicitud, lo que conlleva apelotonamientos virtuales, como si del comienzo de las rebajas se tratara.